Roma, Italia). El 19 de noviembre de 2023, domingo anterior a la fiesta de Jesucristo Rey del Universo, se celebrará la 7ª edición de la Jornada Mundial de los Pobres, propuesta por primera vez en 2017 y fuertemente deseada por el Papa Francisco para instar a la Iglesia a “ salir” al encuentro de la pobreza en los múltiples significados en que se manifiesta en el mundo de hoy.
«No quitéis los ojos de los pobres» (Tb 4,7) es el tema del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada 2023, “una cita – observa el Santo Padre – que la Iglesia va arraigando progresivamente en su atención pastoral, para descubrir cada vez más el contenido central del Evangelio”. También señala que, a pesar del compromiso de dar respuesta a los pobres, “un río de pobreza corre por nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece desbordarnos, tanto es así que el grito de hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad es cada vez más fuerte”.
Una novedad del Mensaje de este año es la referencia al mundo de la juventud: el viejo Tobi, que teme no poder volver a ver a su hijo, le deja su “testamento espiritual”. Como cuenta el propio Tobi, dice el Papa, “su vida desde joven estuvo dedicada a obras de caridad: «Por mis hermanos y mis compatriotas, que habían sido llevados cautivos conmigo a Nínive, en el país de los asirios, hice muchas limosnas. […] Di pan a los hambrientos, vestidos a los desnudos y, si veía a alguno de mis compatriotas muerto y arrojado tras los muros de Nínive, lo sepultaba ” (1,3.17)”.
Desde esta perspectiva, Tobi, como buen padre, desea dejar a su hijo no tanto un bien material, sino el testimonio del camino a seguir en la vida, por eso le dice: « Cada día, hijo, acuérdate del Señor; no pecar ni transgredir sus mandamientos. Haz buenas obras todos los días de tu vida y no andes por caminos de injusticia” (4,5). El recuerdo que el viejo Tobi pide a su hijo no se limita a un simple acto de memoria o a una oración dirigida a Dios, sino que se refiere a gestos concretos que consisten en realizar buenas obras y vivir con justicia.
En cuanto a la misión educativa Salesiana, que opera “en una sociedad fuertemente centrada en el tener, la experiencia del don gratuito y del servicio desinteresado – como indica Tobi a su hijo – se ofrece rica en virtualidades educativas. (…) A menudo la experiencia del servicio se revela como el comienzo de un camino más profundo de maduración. El fenómeno actual de la movilidad humana ofrece la oportunidad para que jóvenes de todos los contextos compartan con muchos hombres y mujeres el desarraigo de su propia identidad cultural y el proceso de adaptación y creación de nuevas síntesis; vivir la hospitalidad, la compasión y experimentar las necesidades del diálogo intercultural, ecuménico e interreligioso.
Al servicio de los más pobres, los jóvenes pueden expresar su ciudadanía evangélica y prepararse para intervenir en los diferentes niveles de la polis como personas reflexivas, responsables y promotoras de justicia y de paz” (Líneas Orientadoras de la Misión Educativa de las FMA, 90) .
En su Mensaje, el Papa Francisco nos insta a tener la preocupación de Tobi, que implica implicarnos en el encuentro mutuo: “Es fácil, cuando se habla de los pobres, caer en la retórica. También es una tentación insidiosa detenerse en las estadísticas y los números. Los pobres son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus fortalezas y debilidades, como todos, y es importante entablar una relación personal con cada uno de ellos. El Libro de Tobías nos enseña la concreción de nuestra acción con y para los pobres”.
Acogiendo la invitación del Papa Francisco a «no quitar los ojos de cada pobre», el Dicasterio para la evangelización pone a disposición un subsidio en varios idiomas con propuestas pastorales para dar sustancia a los gestos humanos hacia las personas reales. Las propuestas sugeridas se dividen en tres categorías -Prepararse con la oración, Vivir en la liturgia y Actuar con acciones caritativas- y pueden adaptarse y contextualizarse según la realidad local.
En línea con estas propuestas, la tercera opción prioritaria del XXIV Capítulo General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora pide escuchar el “grito de los jóvenes, de los pobres y de la tierra”, concretamente “dar nuevos impulsos al primer anuncio de Jesús, a la evangelización, a la formación pedagógica, pastoral, catequética y comunicativa, según la visión antropológica cristiana” . A este respecto, puede ser significativo aprovechar las propuestas del Dicasterio y realizar una catequesis especial para los jóvenes y los niños sobre la pobreza, invitándoles a descubrir quiénes son los pobres con los que se encuentran en su vida cotidiana: los que viven en los márgenes, los que no tienen relaciones ni amistades en la escuela, los que viven situaciones incómodas.
El CG XXIV también insta a las Comunidades Educativas a “atreverse a gestos proféticos y concretos para promover una economía solidaria y sostenible, para compartir recursos y capacidades con más valentía, en la perspectiva de la dimensión misionera”.
El Papa Francisco repite: “Estamos llamados a salir al encuentro de cada pobre y de cada tipo de pobreza, sacudiéndonos de la indiferencia y de la evidencia con la que blindamos un bienestar ilusorio”.