Castelgandolfo (Italia). Del 8 al 20 de julio de 2024, en Castelgandolfo, en la Casa S. Rosa de la Inspectoría  San Juan Bosco (IRO), 14 nuevas Inspectoras de todo el mundo vivieron el curso de formación con el objetivo de seguir formándose para el servicio de animación y gobierno, acogiendo con fe y esperanza los desafíos de hoy y buscando junto con el Consejo General,  la escucha del Espíritu, las llamadas de Dios a la luz del CG XXIV.

“Rema mar adentro y echa tus redes… Hacia un estilo generativo y sinodal de animación y gobierno” (Lc 5,1-11) es el tema que ha guiado la experiencia, vivida en un clima de oración, fraternidad y de compartir recíproco, con una modalidad interactiva y vivencial.

La Madre, Sor Chiara Cazzuola, y las Consejeras Generales del Instituto FMA, animaron las jornadas, proponiendo los contenidos en forma de taller, estando disponibles para conversaciones personales y compartiendo la experiencia a lo largo de la jornada, motivadas por la Madre de la siguiente manera:

“Estamos aquí, en el lugar donde Dios nos está llamando hoy. Se nos da un tiempo de gracia para una experiencia de convivencia con la Madre, el Consejo General, con todas. Se nos ofrece la oportunidad de aprender, juntas, el arte de cuidar. Reflexionar sobre nuestro ser generadoras de vida mirando a María.

Ser conscientes del momento en el que somos llamadas a “estar allí” es una condición para hacer viva y dinámica nuestra misión, en la búsqueda y en el discernimiento constante de la voluntad de Dios. Para nosotras, educadoras consagradas, hoy es un acontecimiento de gracia, un kairós que hay que mirar en la perspectiva de la esperanza, como tiempo de salvación y, al percibir la oscuridad del presente, tratamos de captar su luz.

Vivimos en una época en la que los procesos de cambio y transformación de la sociedad evolucionan rápidamente y tocan, de alguna manera, nuestras vidas. En este tiempo, el servicio de animación y de gobierno sólo puede ser realizado por personas apasionadas que, a través de una fe iluminada y vivida, hagan creíble a Dios en este mundo. Personas que mantienen su mirada recta hacia Él, aprendiendo de Él la verdadera humanidad. Solo a través de las personas que se encuentran con Dios, Él puede volver al corazón de las personas”.

Las neo-Inspectoras vivieron este tiempo con mucha gratitud, impresionadas por el testimonio de la Madre y de las hermanas del Consejo: “Nos habéis hecho comprender cuán importante es el testimonio que damos a nuestras hermanas con vuestra sencillez, cercanía, familiaridad, atención a nuestras necesidades, disponibilidad al diálogo. Todo esto nos enseña a ser animadoras de las hermanas. Sus presencias generadoras nos hicieron sentir como en casa”.

Asimismo: “La acogida atenta, alegre y familiar de la Madre y de las Hermanas del Consejo General me hizo sentir como una hija que llega a la casa de su madre. Su total disponibilidad de tiempo y de vida, en la escucha, el diálogo y la orientación, me ayudaron a comprender cómo ponerme en la misión, en particular en la dimensión de la maternidad, el acompañamiento y la sinodalidad, al servicio de la animación de la Inspectoría que me ha sido confiada”.

Se valoró mucho el carácter intercultural de la experiencia, con la riqueza de las diferentes realidades, en el espíritu de familia:

“Un grupo tan variado y unido solo puede explicarse por la fuerza de un carisma. Desde el primer momento me sentí como en casa entre las hermanas. He experimentado que es posible vivir la comunión en la diversidad de culturas, lenguas y costumbres. El espíritu de familia vivido en estos días ha sido escuela de maternidad, acompañamiento, sinodalidad y fiesta. Aprendí mucho de los temas tratados, pero aún más de la forma en que vivíamos los elementos fundamentales de nuestro carisma: la relación con el Señor, la comunión, la familiaridad, la sencillez y la autenticidad… Lo que estábamos viviendo era la vida del Instituto encarnada en las personas con las que convivíamos”.

Las jornadas estuvieron marcadas por las palabras de la Madre, por los diferentes temas y por las presentaciones de los diferentes Ámbitos, por parte de las Consejeras con sus colaboradoras. Momentos significativos fueron también la peregrinación a San Pedro, la visita al archivo general de la Casa Generalicia y el encuentro con las novicias.

“Las palabras de la Madre al comienzo de cada día eran una verdadera iluminación del tema. La presentación de las Consejeras y del Ámbito que animan, me dio una visión general de la organización del Instituto y despertó en mí una mayor valoración de todas las dimensiones. La visita al noviciado fue también un momento importante. El contacto con las novicias, que son el futuro de nuestro Instituto, me animó y reavivó en mí una gran esperanza.

Otro momento, no menos rico, fue la visita al Vaticano, corazón de la Iglesia. Era una obligación, porque somos hijas de Don Bosco, que nos enseñó y nos transmitió un gran amor por el Papa. Al estar fuera de Roma, también era imprescindible una visita a Casa Generalicia, donde vimos el archivo general del Instituto y su organización. Ver es aprender. Otro elemento característico de nuestra vida, las buenas noches de la Madre y el compartir proyectos innovadores que se llevan a cabo en diversas partes de nuestro mundo, han ampliado mi visión del Instituto, del trabajo en favor de los jóvenes pobres y necesitados”.

Algunas convicciones que surgieron entre las neo-Inspectoras:

“A través de esta formación comprendemos más la complejidad y lo delicada de nuestra tarea. Es una gran responsabilidad, pero sentimos mucha confianza por parte del Instituto y la necesidad de preocuparse realmente de acompañar a las hermanas.

Es importante aceptar el mandato como un don del Señor con alegría y gratitud, para fomentar un clima de escucha, de respeto por los demás, de diálogo, de participación y de compartir (como hemos experimentado con la Madre y el Consejo) y favorecer la formación de Directoras que colaboren estrechamente con la Inspectora”.

También expresaron su gratitud por el tiempo pasado en Castelgandolfo, “un lugar agradable y tranquilo que permite saborear la convivencia con la naturaleza y la escucha de Dios” y por las hermanas que, con su trabajo atento y discreto, facilitaron la estadía.

“Estamos muy agradecidas por esta experiencia que realmente nos ayuda y nos da apoyo para llevar a cabo este delicado mandato. Sabemos que no estamos solas, porque la Madre y las hermanas del Consejo nos acompañan y están siempre disponibles para una confrontación sincera”.

Foto: Flickr FMA

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