Roma (Italia). El 8 de diciembre de 2021 en las realidades salesianas de todo el mundo se celebran los 180 años del nacimiento del oratorio, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María del 1841.

En una conferencia de preparación a la Fiesta de la Inmaculada tenida el 6 de diciembre de 2021 en la Comunidad Maria Ausiliatrice de Casa Generalicia en Roma (RCG), sor Piera Cavaglià, Secretaria General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora desde el 2002 al 2021, recuerda los orígenes del oratorio:

“Todas nuestras cosas más grandes tuvieron principio y plenitud en el día de la Inmaculada”. Es la firme convicción de don Bosco y recuerda también la invitación del Papa Francisco a las Capitulares, el 22 de octubre de 2021: “No olvidéis la gracia de los orígenes, la humildad y la pequeñez de los comienzos que hicieron transparente la acción de Dios”.

Si recorremos las etapas del camino de la Congregación salesiana y del Instituto de las FMA, constatamos con estupor que ¡de todo nosotros somos deudores a María Inmaculada!

Su presencia viva, el amor filial por Ella, se puede considerar el “seno” vital en que se ha formado nuestra Familia religiosa. En esta luz mariana han crecido en Turín – Valdocco los primeros Salesianos de Don Bosco, los primeros jóvenes, y en Mornese las primeras FMA y  las primeras chiquillas.

Recordamos la eficacia educativa y transformadora de los grupos marianos, y en particular de la Asociación de las Hijas de María. Eran un terreno fértil para las vocaciones: plegaria, formación, alegría de estar juntos y de compartir, se armonizaban con un ardiente celo apostólico.

Lo que impacta y llena de estupor es que este clima mariano se intensifica a lo largo de los años, se renueva en sus formas y se amplía hasta convertirse en un ”círculo” de luz y de amor filial que abraza el mundo. Aquella “Ave Maria” que cada año, el 8 de diciembre, encuentra a toda la Familia Salesiana unida a las 12:00 horas, es signo de una conciencia de familia, de un vínculo de amor que no se puede ni se quiere interrumpir.

El 8 de diciembre de 1841 es la fecha que, en las Memorias del Oratorio, Don Bosco define como el “origen del oratorio que, bendecido por el Señor, experimentó aquel incremento que ciertamente no podría haber imaginado entonces”.

En el joven Bartolomeo Garelli – cuyo origen histórico y personal aún no ha sido identificado – se representan todos los jóvenes sin fronteras de espacio y tiempo. Y en aquel encuentro que no sucedió casualmente en la fiesta de la Inmaculada está el origen “terrenal y celestial” del oratorio. Don Bosco atribuye ese comienzo a una Madre que no dejará de inspirar, acompañar y proteger su obra.

Don Lemoyne escribe que la fiesta de la Inmaculada se convirtió en la fiesta favorita de Don Bosco. Él decía con  segura certeza: “María fue siempre mi guía” (Cf. MB V 152).

En Valdocco y en Mornese se respiraba un amor filial a María Inmaculada que impregnaba todos los aspectos de la vida comunitaria y pastoral. Es casi natural que en aquella atmósfera surgieran asociaciones, grupos de compromiso, Pías Uniones, Compañías. En Valdocco el 8 de junio de 1856 surge la Compañía de la Inmaculada. En Mornese, el 1º borrador del reglamento de la Pía Unión de las Hijas de la Inmaculada es del 1853. El inicio oficial de la Pía Unión, de la que forma parte Maria Domenica Mazzarello, es el 9 de diciembre de 1855. En la pequeña sala en que se reunían estaba la pintura donada por don Pestarino en que figura la Inmaculada con S. Teresa y S. Angela Merici.

Las dos Asociaciones tienen características similares: están fundadas por jóvenes y ellos mismos elaboran el Reglamento; el núcleo fundacional de la Asociación es el amor intenso y afectuoso a María Inmaculada y la Eucaristía, son experiencias de formación y de amistad espiritual profunda, sencilla, constructiva; están marcados por un intenso espíritu misionero, en armonía entre la oración y la actividad apostólica, y por la concreción en el compromiso espiritual, que se expresa en la fidelidad a los deberes diarios.

En María se cumple esta larga pedagogía milenaria de la gracia: en Ella está la síntesis de un camino donde, por un lado, todo es pura gratuidad y, por otro, respuesta libre y responsable al don.

Celebrar a María Inmaculada es, para las FMA, para los jóvenes a ellas confiados y para las Comunidades Educativas de todo el mundo, celebrar la belleza de un carisma nacido del corazón de Dios y de María Inmaculada Auxiliadora, para continuar expresando su vitalidad en el hoy. María es Presencia que acompaña el crecimiento de las/los jóvenes y hace florecer, mediante la obra del Espíritu Santo, la santidad en el corazón de las personas y en el ambiente.

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