Visita Canónica
En el espíritu de los Orígenes.
En las Memorias Biográficas y en la Cronohistoria del Instituto FMA se encuentran algunas sugerencias de Don Bosco y la práctica de Madre Mazzarello sobre la Visita a las casas que revelan el espíritu con que se realizaba. Descarga el PDF
El pensamiento de don Bosco
En las Memorias biográficas se lee: “Del corazón y del trabajo de don Bosco salían los más sabios avisos en cada circunstancia, pero sobre todo en las audiencias privadas y en las conferencias que daba a los hermanos en las visitas frecuentes a cada una de las casas. […]».
Sentía la necesidad de ver a sus hijos para alentarlos y animarlos personalmente. Su compromiso era el de verlo todo, examinarlo todo y hablar confidencialmente con todos, superiores y alumnos» (MB X, 1017).
Respecto a la visita a las casas de los Inspectores y de los Superiores Mayores, Don Bosco recomendaba que se fuese siempre en nombre del Superior y que se animase a los hermanos a la observancia de las Reglas no por la fuerza del yo quiero, sino con la fuerza de las mismas Reglas.
Madre Mazzarello, Mujer del Encuentro
Madre Mazzarello sabe, a través de las sugerencias y del ejemplo de don Bosco, que las visitas pueden favorecer la comunión entre las hermanas y las comunidades.
Desde entonces, como peregrina continuamente en viaje, busca hacer nacer y consolidar comunidades en continua conversión, donde se vive la caridad, donde el amor de Dios, percibido y cotidianamente alimentado, se hace fuerza regeneradora de vida fraterna y apostólica.
Sus visitas eran vividas como tiempo de comunión, de encuentro y de alegría. Hacía la visita con amor y sabía captar los pequeños gestos y las necesidades, llegando a cada una personalmente. Consideraba las visitas una ocasión de comunicación directa con las hermanas con quienes no tenía contacto diario.
Ella, la campesina que nunca había salido de su País, se puso en camino. Sus viajes eran numerosos, buscaba la proximidad, deseaba estar en contacto directo, lo más posible, con la vida de sus hijas.
El estilo de las visitas recuerda el ambiente y las relaciones vividas en Mornese. Escuchaba a todas las hermanas con infinita paciencia y caridad, las confortaba en sus penas y, aun respetando y apoyando a la autoridad, daba la razón a las hermanas, si la tenían, y prudentemente atendía a sus necesidades. En las visitas lo observaba todo, nada se le escapaba, y daba a las hermanas las advertencias que consideraba necesarias para mantener vivo el espíritu religioso de la Congregación. Y aunque poco culta, pero llena de la ciencia de los Santos, daba sugerencias muy sabias y útiles.
Consideraba cada visita un signo del amor de Dios, un amor recibido, dado y vivido concretamente en las relaciones con cada hermana, con las comunidades, y también fuera del ambiente comunitario.
(cf. Ferdinando MACCONO, Santa Maria D. Mazzarello Confondatrice e prima Superiora Generale delle Figlie di Maria Ausiliatrice II, Torino, Istituto FMA 1960, 279-280).