Roma (Italia) El 18 de diciembre de 2022, en la Casa Generalicia FMA en Roma, las Comunidades de Roma de la Visitaduría Maria Madre della Chiesa (RMC), expresaron los Augurios Natalicios a la Madre General, Sor Chiara Cazzuola, y al Consejo General.
“Centinela, ¿cuánto queda de la noche?” es la frase con la que comenzó la oración visualizada, con algunas escenas de Navidad tomadas de la película sobre Madre Mazzarello “Sarmientos de una tierra fuerte”, y siguió el don de un canto, realizado en el Auditorio por todas las FMA de las Comunidades de la Visitaduría – Madre Angela Vespa, S. Maria D. Mazzarello, Madre Ersilia Canta, Sor Teresa Valsè Pantellini – que trajeron también los augurios de parte de la Comunidad San Paolo VI de Concesio, Brescia.
La Superiora de la Visitaduría, María del Carmen Canales, introdujo los augurios presentando al nuevo Consejo General “los números” de las Comunidades, caracterizadas por la presencia de Hijas de María Auxiliadora provenientes de todo el mundo, y las actividades pastorales – en las parroquias, en las universidades, en el ámbito eclesial y con otras colaboraciones en el territorio.
El corazón del augurio fue el canto “Dio con noi, Emmanuel” del grupo Gen Verde, con una introducción significativa: “Y fue así que la ternura encontró una voz, humilde, para difundir dulzura, y un corazón grande para envolver con amor, y una mirada pura para regalar una sonrisa y dos manos laboriosas para construir la esperanza…Tenía el inmenso aliento del cielo y el sabor de la tierra, era el hogar de los hombres y la cuna de los que renacen en el asombro”.
Después de la entrega de regalos “hechos en casa” por las Comunidades, las Consejeras Generales fueron presentadas y ofrecieron a su vez un canto.
La Madre al final expresó su augurio recordando la figura de San José: “Me gusta subrayar la discreción de este joven. (…) Aceptó un desafío de parte de Dios, no fácil: vio caer todos los sueños y proyectos en un solo momento, pero permaneció discreto ante el misterio, escuchó lo que María le había dicho. E incluso si la duda lo atormentaba, eligió el camino del amor. Ya así es verdaderamente una gran persona, pero cuando Dios irrumpe en su vida con un sueño, José no se demora y esta disponibilidad, esta atención a la voz de Dios, esta participación viva en su Misterio y su plan, lo hace cercano a nosotros. Él es una persona que entonces confió totalmente en Dios. Don Bosco lo eligió como primer patrono del Instituto, en las Constituciones de 1885, por su docilidad, por su silencio, por su custodia de la vida interior y por la generosidad con la que respondió a Dios y nos cuidó. Os auguramos una Navidad vivida así, con la actitud de José, que adora el Misterio, se dispone a acogerlo en su propia vida y responde con generosidad. El Señor nos confía aún a su Hijo, nos llama a custodiarlo, a mostrarlo, y a darlo”.
La tarde concluyó con un tiempo de fraternidad y se compartió la cena, en la sencillez y en la alegría de estar juntos.
El 19 de diciembre de 2022, la pequeña y humilde localidad de Betlemme constituyó el escenario del augurio de las Novicias de los Noviciados Internacionales Maria Ausiliatrice de Castel Gandolfo (Roma) y Sor Teresa Valsè Pantellini de Roma – Via Appia, de la Inspectoría Romana San Giovanni Bosco (IRO).
“Betlemme: en hebreo casa del pan, en árabe extrañamente y curiosamente casa de la carne. En Belén todo es pequeño y débil: sólo quien tiene el alma de los pastores puede abrirse al don. Belén está abierta a los humildes y a los buscadores de verdad: sólo quien tiene el alma de los Magos puede inclinarse para adorar”. Son algunas de las frases, pronunciadas también en las diversas lenguas de procedencia y alternadas con cantos y gestos, como la construcción de una “casa” – casa del pan, de la carne, del don- a través de lo cual las Novicias expresaron con creatividad su augurio.
Madre Chiara, agradeciendo los textos profundos que se hicieron plegaria, auguró: “Habéis dicho que nosotras podemos ser estrellas sobre el camino de los otros y creo que el significado de la Navidad es precisamente éste: acoger a Jesús quiere decir transformarse en estrellas que iluminan el camino de las personas que nos son cercanas e incluso de las lejanas. (…) La Navidad es así: se renueva en nuestra vida en la medida en que nosotros lo acojamos, porque el Señor nos llama todos los días. La Navidad es un misterio que toca la vida cotidiana. Vemos que el Misterio de la Encarnación es lo que gobierna nuestra vida, nuestra fe, la salvación, y se renueva cada día en la pequeñez de la vida cotidiana. Creo que nuestra Navidad puede ser esto: creer en el Señor, confiarnos a Él, acogerlo y luego convertirnos en estrellas que iluminan el camino de los demás y que son un don generoso para todos”.
Después de la interpretación de un canto juntos y del intercambio recíproco de dones, la tarde prosiguió con un momento de convivencia con la Madre y las Consejeras, tiempo precioso y oportunidad de conocimiento de las dos Comunidades de los Noviciados.