Turín (Italia). Del 25 al 27 de mayo de 2024, la Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Chiara Cazzuola, en el Piamonte desde el 20 de mayo para el Consejo Mundial de la Familia Salesiana y para las celebraciones de la Solemnidad de María Auxiliadora, prolongó su estadía visitando las casas de reposo piamontesas de la Inspectoría María Auxiliadora (IPI).

La Comunidad María Auxiliadora de Alessandria, las dos Comunidades San José y Nuestra Señora de las Gracias de Nizza Monferrato, las Comunidades Madre Mazzarello de Orta San Giulio, María Auxiliadora de Roppolo, Caluso, Giaveno y San José de Turín vivieron una experiencia de inmensa alegría por la presencia de la Madre entre ellas.

El 25 de mayo en Alessandria, en el patio de la Casa, fue acogida con gran entusiasmo por todas las comunidades vecinas: Alessandria Angelo Custode, S. Maria D. Mazzarello de Asti, S. Giuseppe di Tortona, S. Giovanni Bosco de Novi Ligure y S. Maria D. Mazzarello de Mornese. Después de una breve permanencia, al final de la mañana, llegó a Nizza Monferrato, donde fue recibida en el Santuario de Nuestra Señora de las Gracias. En ese lugar de gracia todos tienen la percepción de que Madre Chiara ha “vuelto a casa”, porque esta es la Casa Madre, donde María Auxiliadora camina y protege a sus hijas.

La cita con Madre Mazzarello en su dormitorio es sin duda la más personal, única y esperada por la Madre, que tiene tantas cosas que confiarle. Posteriormente, está disponible para varios encuentros: con la Coordinadora de la Escuela, Elena Pantani, la Responsable de Gestión Administrativa, Valeria Indachi, el Alcalde de la ciudad, Simone Nosenzo, y la Concejala de Cultura, Ausilia Quaglia, y por supuesto el párroco, Don Paolino Siri.

Al día siguiente fue visita las Comunidades de Orta San Giulio, Roppolo y Caluso, donde las hermanas entretuvieron a Madre Chiara dramatizando de manera muy agradable algunos episodios de la vida de Madre Mazzarello, ofreciendo cantos y bailes típicos del lugar y países de origen de algunas de las hermanas y escuchando sus palabras. El ambiente es el de una verdadera familia.

Las dos últimas casas visitadas, el 27 de mayo, son las de Giaveno y Torino San Giuseppe. En Giaveno, no solo las Hermanas esperan a la Madre, sino también los colaboradores laicos y muchos estudiantes de la muy popular Escuela, alineados en dos largas filas entre las que pasa Madre Chiara, entre sonrisas y aplausos. En  la Casa de San José, se percibía el mismo ambiente y la Madre habló a un auditorio de hermanas atentas a su voz que, a través del sistema de intercomunicación, resonaba en toda la casa para llegar a las enfermas en sus habitaciones.

En las diversas visitas Madre Chiara compartió con las Hermanas lo que descubre en el Instituto, lo que admira en las Hermanas cercanas y de las que están lejos, lo que ha identificado en las Inspectorías que han celebrado recientemente su centenario, o en las que han vivido acontecimientos como los Seminarios, la Fiesta Mundial del Gracias; se ha sentido acogida como peregrina de esperanza en: Polonia, India, Hong Kong,  España, Brasil, gran parte de América Latina y Mozambique.

Algunas líneas comunes ritman los pasos de las FMA en las diversas culturas: pobreza a veces extrema, sacrificios, pero también entusiasmo por Jesús y por la misión educativa, dinamismo apostólico, comunión también en la diversidad de las personas. La Madre reitera conscientemente: “¡El Instituto está sano!” Y cuenta cómo en todas partes hay sentido de pertenencia, celo misionero, alegría en las actividades pastorales con niños y jóvenes.

A continuación, Madre Chiara dejó dos mensajes en el surco del camino postcapitular: las comunidades vocacionales, donde se conserva la fidelidad de las hermanas y donde se expresa la alegría de pertenecer a Jesús, son luminosas y la alegría que experimentan atrae a las jóvenes a descubrir la llamada del Señor; la profecía de la presencia que nos estimula a renovar y reexpresar la asistencia salesiana de hoy y es una clara invitación a la evangelización de los y las jóvenes.

En estos días de su permanencia en Piamonte, la Madre ha dado a toda la Inspectoría un testimonio de gran sencillez, afabilidad, cercanía a las hermanas, apertura de corazón y, al mismo tiempo, determinación, exhortándolas a cuidar la interioridad, el espíritu de familia, la identidad salesiana de las obras educativas, la evangelización, el celo misionero, exhortándolas a construir en el hoy de la historia un Instituto donde habite la fidelidad, el Amor, la pasión educativa misionera.

También invitó a no perder la memoria del pasado, a conocer las fuentes, a reapropiarse de la espiritualidad que caracteriza al Instituto en la Iglesia, para ser cada vez más signos de la presencia del amor de Dios en los diversos contextos.

Su visita en el Piamonte ha sido un regalo, una bendición para las hermanas ancianas y para todas las comunidades donde el Carisma es siempre joven y fresco.

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