Roma (Italia). El 8 de diciembre de 2018 se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, una fiesta querida por Don Bosco y preciosa en la historia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y de la Familia Salesiana.
“María fue la inspiradora de la empresa y también la Madre de nuestra vocación comunitaria y la Maestra de nuestra espiritualidad” (C 4). “En Ella encontramos una presencia viva y la ayuda para orientar decididamente nuestra vida a Cristo y hacer siempre más auténtica nuestra relación con Él” (C 79).
Fue un evento especial para la Madre General, las hermanas del Consejo y para toda la Comunidad Internacional de las Hijas de María Auxiliadora, con la presencia del Cardenal Mons. Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano que presidió la Celebración Eucarística de la Solemnidad de la Inmaculada.
Al comienzo de la Celebración Eucarística, la hermana más joven de la Comunidad puso un ramo de flores a los pies de María, para recordar los compromisos de solidaridad, amor y paz asumidos durante la Novena de la Inmaculada.
Después la Vicaria General, sor Chiara Cazzuola, expresó la bienvenida a Su Eminencia, diciendo: “Es un gozo para nosotras tenerlo aquí, en esta Fiesta tan importante para la Iglesia, y para nuestra Familia Salesiana. Porque en la Solemnidad de la Inmaculada del 1841 don Bosco se encontró con Bartolomé Garelli, el primero de un grupo interminable de niños, muchachos y jóvenes pobres, solos, necesitados de ayuda. Con Bartolomé rezó el Ave María en la certeza de que con ella, la Madre, podría ayudar a aquel joven y a muchos más. Así ha sido y así sucede hoy en todo el mundo donde nos dedicamos a la educación de los y las jóvenes.”
En la homilía el Cardenal, recordando la Palabra de Dios escuchada, dijo: “Hoy celebramos el pensamiento del amor de Dios que preservó María de toda mácula de pecado, desde el primer instante de su existencia. Y la palabra que, en este día, me llena de un asombro especial es “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”.
Tres palabras, sencillas pero densas de significado: entrando, llegando, presentándose a Ella, – continuó Su Eminencia – expresan el significado profundo de la intimidad de la Redención. María, la Llena de gracia, desde siempre llena del amor de Dios, es mediadora de la salvación de la humanidad.
Sugirió, finalmente, algunos pasos para vivir el día a día: “Compartir a Jesús quiere decir compartir la propia intimidad, Ella nos quiere dispuestos a encontrar gracia en Él, quiere que concibamos en lo profundo de nuestro corazón la vida nueva del Reino de Cristo. Y entonces, desvelamos la capacidad de agradecer a Dios por la intimidad de la Redención. La capacidad de bendecir a Dios es necesaria tanto para nuestra fe y misión, como para la autenticidad de nuestra alegría. De María aprendemos la contemplación alegre del misterio de la salvación.”
Al final de la Eucaristía, en un clima de familiaridad y de alegría, el Cardenal quiso acercarse a cada hermana del Consejo y de la Comunidad Internacional. Con cada una entabló un breve diálogo, en un encuentro sencillo que le permitió conocer los rostros de las Naciones presentes en la Casa Generalicia.
Madre Yvonne agradeció al Cardenal Mons. Pietro Parolin haber aceptado la invitación a compartir con las FMA un día tan significativo para el Instituto, compartió la alegría del encuentro con Su Eminencia en Su primera visita a la Casa Generalicia FMA y le aseguró la oración de todas las hermanas, por su preciosa y delicada misión al servicio del Papa y de toda la Iglesia. Después recordó cómo la Inmaculada tuvo un papel significativo en la vida de Don Bosco y de Madre Mazzarello. Por esto las FMA están llamadas a vivir la Solemnidad de la Inmaculada como una “ocasión de crecimiento en el amor filial a la Virgen”, tras las huellas de don Bosco para el cual la Inmaculada es presencia luminosa y fuerte, ideal de vida para sus jóvenes, plenitud de donación a Dios y a los hermanos. […] Madre Mazzarello exhortaba: “Nos acercamos a la fiesta de la Inmaculada. Nuestra Regla quiere que la celebremos con gran solemnidad. Pero más allá de esto, debe ser una de las fiestas más bellas para nosotras, que somos Hijas de María.”
“¡Todo comenzó con una Ave María”, así, desde que don Bosco encontró a Bartolomé Garelli en el lejano 8 de diciembre de 1841, la Fiesta de la Inmaculada fue, para todo el mundo salesiano, también el Cumpleaños del Oratorio! ¡Y son unas 177 las candelas que este año hemos encendido!
María es, de un modo especial, para las FMA Madre, porque engendra en la Fe. Hemos de tenerla en casa sin temor para continuar, con los jóvenes, el camino en la Iglesia, para ser “casa” que evangeliza, “escuela” que educa a la vida y “patio” para vivir en amistad.