Noreste de Italia. Las Hijas de María Auxiliadora de la Inspectoría Triveneta Santa María Domenica Mazzarello (ITV) y los Salesianos de Don Bosco de la  Inspectoría San Marcos (INE) del Nordeste de Italia para el verano de 2024 han puesto en marcha varias propuestas misioneras para aquellos que sintieron el deseo de vivir una aventurera experiencia con el «aroma del Evangelio».

Son cerca de 300 jóvenes de las Inspectorías de Europa que en el verano de 2024, acompañados por FMA, vivieron una experiencia misionera.

53 jóvenes salieron de Triveneto para vivir una experiencia en Egipto -del 14 de julio al 11 de agosto- para enseñar italiano en la casa de El Sahel de El Cairo; en Moldavia, del 1 al 18 de agosto, para actividades de animación en la zona rural de Cretoaia; en Brasil, del 5 al 28 de agosto, y en Madagascar,  del 1 al 22 de agosto.

La experiencia misionera llevada a cabo en Brasil por sor Claudia Simonetto, FMA, con los jóvenes:

«El martes 6 de agosto de 2024, algunos jóvenes de diferentes realidades salesianas de la región del Triveneto partieron para un viaje misionero a Brasil, con dos destinos diferentes: la ciudad de João Pessoa, en la costa, y la de Juina, en el estado federal de Mato Grosso, cerca de la selva amazónica. Entre los jóvenes que se dirigían a Juina habían también tres jóvenes unidos por experiencias de animación o de trabajo en el oratorio de Percoto (Udine): Enrico, Ilaria y Paolo, con Sor Claudia.

La ocasión de este viaje misionero nació de la historia personal de un matrimonio de Vicenza, Lorenzo y Micaela, que vivieron desde el  2000 al 2004 en Juina apoyando al primer obispo local, salesiano, y deseosos de volver allí con sus tres hijos adolescentes para mostrarles los lugares y las obras nacidas en un período tan importante de sus vidas y poder contribuir de nuevo con las donaciones recogidas en los meses anteriores. De ahí también la disponibilidad para acompañar a un grupo de jóvenes misioneros -formado por nosotros cuatro- y los dos amigos Filippo y Maddalena.

Juina se encuentra en el centro de Brasil y para llegar a ella se necesitan doce horas en autobús desde la capital federal, Cuiabà. Es una ciudad de tránsito, nacida en los últimos tiempos para acoger a quienes encontraron trabajo en las minas de diamantes y en las empresas nacidas para trabajar la madera del bosque cercano. Alrededor de la ciudad, que cuenta con unos 50 mil habitantes, hay varios barrios (bairros), habitados principalmente por personas en condiciones de pobreza material y cultural. En el barrio de Palmitera se encuentra el oratorio Don Bosco, nacido bajo el episcopado de Monseñor Franco Dalla Valle y actualmente gestionado por la Diócesis.

La mayor parte de nuestros esfuerzos se han concentrado en este oratorio, especialmente en actividades de entretenimiento para los niños del lugar y en pequeñas intervenciones de mantenimiento, financiadas por las donaciones recogidas. A este servicio, en el resto del tiempo disponible, hemos unido el conocimiento de las numerosas iniciativas llevadas a cabo por la Diócesis y por el actual Obispo, Mons. José Neri Tondello.

Decidimos financiar algunas de estas iniciativas, como la comunidad protegida para mujeres embarazadas (Casa da Mãe Gestante) y el instituto para niños y adultos con discapacidad (Escola Pestalozzi Renascer), habiendo experimentado de primera mano las bondades y los resultados. Finalmente, pasamos los dos últimos días de nuestro viaje en Río de Janeiro, invitados por una gran obra salesiana, el Colegio Santa Rosa. En la colorida ciudad carioca, nos despedimos de Brasil y concluimos nuestra experiencia misionera bajo el majestuoso y reconfortante abrazo del Cristo Redentor«.

Sor Katalin Kovacs relata su experiencia en Madagascar:

«El verano pasado, mi inspectora me pidió que acompañara a siete jóvenes a Madagascar, precisamente a Mahjanga, en particular para la animación del grest. 1244 niños se inscribieron en el grest, «un aluvión de muchachos», con muchos buenos animadores y Salesianos Cooperadores.

Nos dividieron en diferentes grupos. Realmente por el idioma no podíamos hacer grandes cosas, sino solo estar con ellos. Durante los talleres me sorprendieron sus grandes ganas de aprender. Ayudé en el taller de italiano, donde niños y adultos juntos, con mucha gana, aprendieron las expresiones básicas de la lengua italiana y algunas canciones sencillas, que también presentamos en el escenario del Oratorio. Había muchos jóvenes que venían a estudiar italiano todas las tardes.

Aunque había barreras lingüísticas y culturales, esto no impidió que creáramos lazos irrompibles al poco tiempo. Me sentí como en casa. Cuando pienso en Madagascar, me veo en el patio del oratorio, rodeada de las sonrisas luminosas de los hijos de Mahajanga: en mi corazón, una vez más, permanece una inmensa gratitud por todo el bien dado y recibido, pero creo que he recibido mucho más de lo que he dado».

Estos y muchos otros son jóvenes que acogieron a Jesús en las orillas de su corazón y, con valentía y pasión, han remado mar adentro para convertirse en un don para los demás.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.