Roma (Italia). Con ocasión del inicio del Octubre Misionero Extraordinario y del Sínodo Pan-Amazónico Madre Yvonne Reungoat, la Madre General de las Hijas de María Auxiliadora y Presidenta USMI Nacional, ha enviado un mensaje de cercanía y gratitud al Papa Francisco en nombre de todas las Consagradas, del cual presentamos el texto original:

“Querido Papa Francisco,

nos alegra poder expresarle nuestro afecto y nuestra gratitud cuando está empezando el octubre de 2019 como Mes Misionero Extraordinario, como usted lo ha llamado proféticamente, “a fin de despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral”.

Las Comunidades religiosas femeninas presentes en Italia, junto a las misioneras esparcidas en los cinco continentes, en profunda sintonía con su visión de la Iglesia y del mundo, le damos gracias de corazón. Nos sentimos como María, Mujer del Magníficat, que alaba al Señor con un canto de bendición!

Como usted bien sabe, en nuestras Comunidades hay muchas Hermanas ancianas y enfermas, que gastaron sus energías por el Evangelio  y que continúan en el sacrificio, en la plegaria y en el ofrecimiento. Quieren apoyarlo en su servicio exigente, con esperanza, ya que usted actúa sin detenerse, con una presencia serena y relajante, confiando en el Dios que tanto ama, con los gestos cotidianos que pone para animarnos a hacer como Jesús mismo haría, y con el riquísimo magisterio abierto a 360º sobre la humanidad, la historia, el tiempo.

En este Mes Misionero Extraordinario nos comprometemos con usted a vivir la comunión con Dios convencidas de la misericordia de que somos objeto por parte del Señor.  Usted a menudo nos repite que “es mucho más importante darse cuenta de cuánto somos amados por Dios, que de cuánto nosotras mismas lo amamos!”

Muchas hermanas, jóvenes y ancianas, en la salud y en la enfermedad, misioneras ad gentes, inter gentes, ad vitam, testimonian el amor del Señor haciéndose en silencio próximas a las personas más descartadas y excluidas, en contacto con su carne sufriente, como compañeras de camino.

Santo Padre, nuestras Comunidades de vida consagrada, a la escucha atenta de la Palabra de Su profético magisterio, están comprometidas en acoger con alegría los continuos estímulos a la renovación y al compromiso que provienen del contacto real con el Señor Jesús, presente y operante, a través del Espíritu Santo, en la misión pastoral y apostólica, de educación evangelizadora y por el cuidado de la casa común. Son además variadas y numerosas las formas de participación y animación misionera en las estructuras y en los organismos eclesiales, a nivel local y nacional: ¡es un modo silencioso y eficaz de construir la profecía del “juntos”!

El potenciar Comunidades de mujeres consagradas insertas en realidades misioneras, que testimonian un estilo de reciprocidad, es un simple, pero generoso, don que hacemos a las familias religiosas a las que pertenecemos y a la Iglesia que está en Italia. El trabajo en red, la colaboración misionera, la intercongregacionalidad están convirtiéndose en realidades que abren nuevos horizontes al presente y al futuro en el seguimiento de Cristo del tercer milenio.

En este espíritu hemos vivido el mes de septiembre como “Tiempo de lo creado” según su recomendación, como tiempo para reflexionar en nuestro estilo de vida y sobre cómo nuestras opciones cotidianas son a menudo perjudiciales y no tienen en cuenta a las personas a quienes nosotras mismas servimos. Sabemos, como usted nos ha escrito, que éste es el tiempo de emprender acciones proféticas: no queremos decepcionar a los jóvenes y en nuestras comunidades se están discerniendo y obrando opciones valientes  para el futuro y la vida abundante y plena de todos

El proceso de preparación al ya inminente Sínodo de los Obispos – Asamblea Especial para la Región Pan- Amazónica  “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral” – ha encontrado a muchas de nuestras comunidades activamente comprometidas, en sintonía con las “comunidades hermanas” de la Amazonía, pero sobre todo nuestras comunidades serán orantes en su ofrecimiento para que sea un proceso fecundo y universal de conversión eclesial.

Este Mes Misionero Extraordinario, que viviremos con María, nuestra Hermana y Virgen del Rosario, traerá, estamos seguras, nuevo impulso a la animación misionera, aumentará el fervor apostólico de nuestras Comunidades religiosas y sostendrá a las comunidades cristianas confiadas a nosotras, en particular las de las periferias  no sólo geográficas, sino también existenciales.

Que la pasión por el Evangelio, en este Mes Extraordinario como usted ha dicho, pueda estimular en el corazón de nuestras Comunidades religiosas un nuevo impulso de santidad en el día a día, mucha iniciativa en el bien, semilla fecunda en el corazón de la humanidad.

Con usted, Santo Padre, continuamos el camino de esperanza: es el don que Le hacemos con María, testimonio valiente del Evangelio hecho carne en su seno. Nuestra consagración apostólica y misionera pueda ser, con la suya, querido Santo Padre, fuente de encuentro vivificante y santificante con Jesús y con su amor, fuente de consuelo, paz y salvación para muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo.”

Roma 1° octubre 2019

Madre Yvonne Reungoat, FMA – Presidenta USMI Nacional

 

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