Roma (Italia). ¡Realmente Cristo ha resucitado! Es la alegría del anuncio de la Resurrección. Hoy estamos llamados a redescubrir el misterio de la Pascua de Resurrección que es cambio, renacimiento moral y social, redención, futuro. Cristo ha resucitado. Una verdad abrumadora que, hace dos mil años, hizo renacer a una vida nueva a la humanidad entera y que continúa interrogándonos como cristianos y como ciudadanos de este mundo, porque debemos sentirnos siempre en camino en busca de la verdad. Todos somos llamados a buscar aquella verdad que ha de llevarnos al cambio, a la redención, a una vida nueva desde el sufrimiento, causado por las dificultades de la vida, a la alegría y a la esperanza de futuro.
Estamos invitados a recorrer este “camino de belleza” que nos permite entrar en los misterios del Señor Jesús. Lo podremos hacer a través del lenguaje de las imágenes de una gran obra de arte: la “Resurrezione” del Aula Nervi en la Ciudad del Vaticano.
La “Resurrezione” es una escultura potente, que hace pensar en una explosión, una especie de grieta de la tierra, un enorme terremoto del cual el Cristo emerge sereno. El Cristo emerge de la tierra, del viento, del fuego, que son los elementos primordiales de los cuales saca el origen toda sustancia y están en la base del orden de las cosas.
Es así como, desde los primeros siglos, los cristianos han celebrado la Pascua, como un nueva creación, un re-orden de las cosas que en esta escultura se expresan con el lenguaje de la belleza y de la fuerza. El fuego, el viento, el cielo y la tierra; la fuerza de estos elementos acompaña nuestra cotidianidad, se hace metáfora de la presencia de Dios; una presencia benéfica, vital…aunque a veces nos cuesta reconocerla.
La Resurrección habla de potencia, de fuerza, de vida. Habla de viento, de fuego, de tierra y de rocas que se quiebran para dejar que la Vida irrumpa y restituya inocencia y libertad a la creación herida.
Ésta es nuestra Pascua: aceptar que algo muera, aceptar que la tierra acoja una semilla que se hará fecunda sólo si muere, aceptar que la vida nos obliga a dejar algo, porque el futuro podrá también ser incierto y fatigoso de aceptar, pero ¡será sin embargo futuro, será milagro!
Él ha vencido la muerte. Es Él, el Vencedor, porque es el origen de Su victoria y la puede ofrecer a todos, sin exclusiones y discriminaciones.
La Pascua es un anuncio de esperanza consoladora en los problemas de una historia, la humana, en las cuales los horizontes tenebrosos del mal no parecen desaparecer, pero es justamente aquí donde la vida irrumpe. En el momento de la Resurrección entra en nosotros una energía de vida divina, que la renueva. Es una especie de big-bang que da comienzo a una nueva creación, y que nos da el derecho de esperar.
El anuncio de la Pascua llega a las familias que están en dificultades: que han perdido el trabajo o la casa en la que el amor es débil; aquellos niños que ven el futuro gris, los jóvenes que están desocupados, los estudiantes que después del título o el diploma ven aparecer un interrogante…
Intercambiarnos los deseos de Pascua es bueno precisamente por esto: es Él mismo el que dice a cada uno de nosotros : ¡He resucitado y estoy contigo! ¡Feliz Pascua!