Roma (Italia). La Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Yvonne Reungoat, expresa su gracias de vida y de esperanza por las felicitaciones de cumpleaños recibidas de todo el mundo.
«Queridas hermanas,
por medio de esta “carta abierta”, deseo compartir lo que vibra en mi corazón. Quisiera reunirme con cada una, para expresaros el gracias por los innumerables mensajes de felicitación que me han llegado el 14 de enero de 2021, para mi cumpleaños.
Me han llegado de todas partes del mundo a través de varios canales de comunicación que son expresión del espíritu de familia siempre vivo, actual, comprometido. Algunos vienen de presencias conocidas; otros, de ningún encuentro, pero todas estamos unidas en torno a un bellísimo carisma: el carisma salesiano!
Ésta es la fuente de nuestro sentirnos “familia” y de aquí brota mi gratitud que expreso: a vosotras, a los miembros de la Familia Salesiana, especialmente a los Hermanos Salesianos; a las numerosas personas: jóvenes, laicas y laicos que de maneras diversas me han “regalado” expresiones que he percibido, en su sencillez y espontaneidad, como un himno a la vida!
Me pregunto: ¿cómo hablar de fiesta de la vida en este tiempo difícil, dramático, en el cual la pandemia ha dañado profundamente, y continúa dañando, nuestro modo de vivir, provocando contagios, muertes, soledades, pobrezas, pérdida existencial, inconvenientes a todos los niveles y no es el último el educativo? En muchas zonas del mundo continúa habiendo guerras, violencias, ataques a la dignidad de la persona humana, sobre todo a personas débiles, indefensas. Muchas son las emergencias que la familia humana está afrontando y no se entrevén soluciones inmediatas para acercarnos a la “normalidad” de la vida.
Ante esta realidad no encuentro otras palabras apropiadas para deciros que éste es el momento de alimentar y compartir la fuerza de la esperanza, como las que nos sugiere el Aguinaldo 2021. La esperanza nos pide ser cultivadoras y cultivadores de vida, sembrando brotes de confianza, de solidaridad, de luz, de resurrección donde el vacío y el desaliento parecen querer dominarnos. La vida que celebramos es la que también yo he celebrado recientemente, es un don maravilloso de Dios; es un misterio de amor que se descubre con el paso del tiempo, tanto en los momentos de oscuridad como en aquellos en que el horizonte se muestra con toda su claridad.
Dios siempre actúa con creatividad y, muchas veces, también nos sorprende con Su acción amorosa.
Cada día que nace es un día nuevo, un día en se nos da la posibilidad de poner al servicio de la vida todo lo nuestro: capacidad de tiempo, competencias, experiencias de fe, sentimientos de ternura y de fraternidad tan urgentes hoy, opciones y acciones concretas para dar ánimo, amor, alegría, sonrisa, esperanza a quienes están privados de ello. En otras palabras, ser pequeñas luces que iluminen el día a día de las personas próximas y lejanas. Sabemos que el bien por su naturaleza es difusivo y que no conoce límites de tiempo ni confines geográficos.
Sólo en este contexto, pienso que es posible hablar de “fiesta de la vida”. En diversas ocasiones, con sencillez, os he aplicado la Palabra de Dios que acompaña mi viaje personal: “Me he hecho toda para todos” (cf 1 Cor 9,22). Os doy las gracias porque me siento apoyada por vuestra oración en este camino. Por mi parte, puedo aseguraros que tenéis un puesto privilegiado en mi corazón y en mi oración cotidiana, sobre todo en la Eucaristía que es el gracias por excelencia.
Os deseo que celebréis con viva participación, como Familia salesiana, las citas de este mes de enero: la beata Laura Vicuña, son Francisco de Sales y San Juan Bosco.
Dios os bendiga y María Auxiliadora haga arder siempre en todas y todos nosotros el “fuego misionero” característico de Valdoco y de Mornese! ”
Roma, 19 enero de 2021
Suor Yvonne Reungoat
Superiora General del Instituto FMA