Roma (Italia). El 31 de enero de 2022 el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congragación de las Causas de los Santos, presidió la Celebración Eucarística de la Solemnidad de San Juan Bosco en la Capilla de la Casa Generalicia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, en Roma.
“Es un gozo y un honor para nosotros tenerla aquí hoy, en esta fiesta tan importante para la Iglesia y para nuestra Familia Salesiana”. Son las palabras de acogida de la Vicaria general del Instituto FMA, sor María del Rosario García Ribas, que presentó a Su Eminencia el rostro de la Comunidad de Casa Generalicia, “única en el mundo, porque es la Casa de todas las FMA, abierta y disponible a las distintas peticiones, una Comunidad internacional, intercultural e intercongregacional, al servicio de la Madre general y de su Consejo”.
El Cardenal expresó la alegría de celebrar la Eucaristía en honor de San Juan Bosco: “Con esta alegría salesiana celebramos la S. Misa, la alegría que es signo de humildad: sólo quien es humilde sabe de verdad gozar; los otros se alegran, hacen fiesta, pero sólo con la humildad del corazón se encuentra aquel gozo que hace cantar el Magnificat a la Virgen”.
“¿Quién era de verdad Don Bosco?”. En la homilía el Cardenal Semeraro, para destacar algunos aspectos de Don Bosco, partió de las palabras del Papa Francisco en el Angelus del 30 de enero de 2022:
“Pensemos en este gran Santo, padre y maestro de la juventud. No se encerró en la sacristía, no se encerró en sus cosas. Salió a la calle a buscar a los jóvenes, con aquella creatividad que fue su característica”.
Buscar a los jóvenes. “Fue realmente el comienzo de su historia como educador y como santo” – comenzó el Cardenal – “el domingo por la mañana salió a buscar jóvenes, y así comenzó el oratorio”.
Creatividad. “Es la característica que el Papa destacó, y que reconsidera con frecuencia, es decir, una energía, una capacidad interior para “cultivar sueños de fraternidad y ser signos de esperanza” (Discurso a los miembros de Caritas Italiana en el 50º aniversario de su fundación). La creatividad es capaz de hacer soñar, de abrir espacios, de ir más allá de los confines. El Papa la define como docilidad al Espíritu, que sugiere ideas nuevas”. El Cardenal subraya que la creatividad no es sólo novedad, es también prudencia, o sea capacidad de adaptar las ideas a los tiempos en que se está viviendo, cualidad que los Padres de la Iglesia llamaban discernimiento.
Cuidado de los jóvenes. Don Bosco dedicó todas sus fuerzas a la educación de los adolescentes. De la Palabra de Dios (Mt 18,1-6.10), Su Eminencia retoma la expresión “llamó hacia sí a un niño, lo puso en medio de ellos”, refiriéndose a la actitud de humildad propia de Don Bosco al acercarse a los jóvenes, especialmente de las periferias, los “descartados”, como diría el Papa Francisco. “Quizás si estos jóvenes tuviesen un amigo que los cuidara“, dijo don Bosco pensando en los jóvenes de las cárceles. El Cardenal observa:
“La misión de don Bosco no nace de un sentimiento pedagógico, sino de la compasión por los descartados, por los que están sujetos al riesgo. Es precisamente en ese duro contexto donde pudo experimentar la efectividad de lo que más tarde se llamaría el sistema preventivo. Cambian los tiempos, pero el mensaje es el mismo: hoy nosotros tenemos necesidad del Carisma de Don Bosco”.
Alegría contagiosa. De la Gaudete et Exsultate del Papa Francisco – “El supremo mandamiento del amor no sólo debe marcar nuestro estilo de vida, sino que nuestra vida también debe transformarse en una alegría contagiosa” (GS 55) – el Cardenal Semeraro saca el significado y el deseo de la Fiesta de San Juan Bosco:
“Recordándolo a él es importante que nos contagiemos de su alegría. Y en las contingencias de estos tiempos nuestros es también importante que este contagio de la alegría lo llevemos sobre todo a la educación. Queremos confiar esto a la intercesión materna de María, a quien como él invocamos con el título de Auxiliadora”.
