Turín (Italia). “Hay un niño aquí…” es el tema del encuentro formativo, organizado por la Conferencia Interinspectorial Italiana (CII), para las FMA de los 7 a los 10 años de profesión religiosa que se tuvo en Turín del 14 al 17 de febrero de 2019, con el objetivo de profundizar la misión salesiana que pone en el centro al joven para que, a través de una educación integral, tenga “pan, trabajo y Paraíso”.
El encuentro en el que han participado 25 FMA de las Inspectorías italianas fue una ocasión de formación, de reflexión y de compartir a través de ponerse ante la palabra de Dios, la experiencia apostólica de Don Bosco y las orientaciones del Sínodo de los jóvenes con el fin de comprender de qué modo se puede traducir en la propia vida totalmente entregada al Señor el tema pastoral del año “Yo soy una misión para la vida de los otros.”
La lectio divina sobre el pasaje de Juan de la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15) dirigida por don Stefano Mazzer, SDB, evidenció la centralidad del joven en nuestra misión, no tanto como destinatario o protagonista, sino como corresponsable de la acción educativa y evangelizadora. En efecto, es el muchacho el que ofrece gratuita y prontamente los panes y los peces que Jesús multiplicará para todos los presentes. La invitación es la de prestar atención ante todo a lo que los chicos y los jóvenes de nuestras casas tienen y ofrecen con su vida y sus recursos para emplear en la acción pastoral educativa, partiendo de ellos y caminando con ellos.
“Caminar junto con los jóvenes” es uno de los temas centrales de la pastoral salesiana a la luz de la experiencia sinodal que Don Andrea Bozzolo, participante en el Sínodo de los jóvenes en calidad de experto, presentó a través de tres palabras clave que deben orientar nuestra misión: la vocación, el acompañamiento y la sinodalidad. La vida como vocación es la clave para leer antropológicamente, la juventud y la acción pastoral. Esta última debe procurar ayudar al joven a hacerse las preguntas fundamentales: “¿Quién soy? ¿Para quién soy?, para descubrirse dentro de una Llamada que hace de su vida un don y una tarea. A fin de que un joven pueda responder a tales preguntas sobre el sentido y descubrir que él con sus talentos y su historia es “una misión para la vida de los demás” es necesario que cada educador, consagrado o laico, dedique tiempo y corazón al acompañamiento, en el cual son fundamentales las dos actitudes de la escucha empática y de la autoridad junto a la humilde disposición a ser acompañado para aprender de Jesús el arte del acompañamiento y a mirar la vida con los ojos de Dios.
Las aportaciones teológicas y pastorales sobre la misión fueron enriquecidas por dos experiencias itinerantes: Una fue la visita al Sermig- Arsenal de la Paz en el cual “el Bien hecho bien” es posible a través de un trabajo de red inspirado en los valores universales de la fraternidad, la solidaridad y la paz. Otra, la visita guiada por don Enrico Lupano, SDB, sobre los lugares en que Don Bosco inició su obra para los jóvenes más pobres – la calle-cárcel, el internado eclesiástico y el Refugio de la Marquesa de Barolo. Madurando la idea siempre actual de que es Dios quien lleva adelante Su proyecto de salvación, también en las dificultades y en las contrariedades.
El mensaje de esta rica experiencia es que el núcleo central de la misión salesiana es la capacidad de “dar la vida” que se recibe cada día en el “aquí y ahora” en que Dios nos llama a colaborar con Él para que los jóvenes tengan vida en abundancia.