Turín (Italia). Del 8 al 11 de febrero tuvo lugar en Turín, en la sede de la Inspectoría María Auxiliadora (IPI) el encuentro PRIME – Para remotivar la Misión Educativa – un evento que reúne cada año a las Hijas de María Auxiliadora de siete a diez años de profesión religiosa de toda Italia.
En Valdocco, en los lugares que vieron nacer y desarrollarse el carisma salesiano, las jóvenes religiosas tuvieron la oportunidad de abordar y reflexionar sobre el tema de la misión educativa. Las jornadas se caracterizaron por una sucesión de encuentros, intercambios y experiencias significativas destinadas a resaltar la motivación que impulsa cada día a una FMA a dar la vida por los jóvenes, en particular por los más pobres.
Guiados por la frase extraída de las Memorias del Oratorio de Don Bosco – “Quién sabe si estos jóvenes hubieran tenido fuera algún amigo que los cuidara” – el tema de la pobreza juvenil fue transversal a los cuatro días.
La lectio divina ofrecida por Don Paolo Paolucci, Salesiano de Don Bosco, la visita a la obra y a la Comunidad B. Laura Vicuña de Turín-Vallette y la mesa redonda con quienes se ocupan del apostolado en prisión, pusieron especial énfasis en la necesidades de aquellos jóvenes que en la sociedad actual se encuentran marginados y tienen menos posibilidades de éxito: por niños como estos Don Bosco dio su vida y por ellos como FMA estamos llamadas a entregarnos, en la conciencia de que en cada niño se encuentra un punto accesible al bien.
Los días permitieron compartir y una fraternidad sincera que fortaleció la comunión y reavivó la alegría del camino compartido. La certeza de estar juntos, en el espíritu de Familia deseado por los Santos Fundadores, se convierte en apoyo y fuerza para los desafíos que la misma misión nos pide afrontar.
El grupo expresó su agradecimiento a la Superiora general del Instituto FMA, Madre Chiara Cazzuola, que el 8 de febrero aceptó la invitación a participar en el compartir de las jóvenes hermanas, escuchando sus experiencias y ofreciendo una palabra para animar y sostener la misión de cada una.
“Al final del encuentro queda un profundo agradecimiento por la experiencia familiar, por la oportunidad de remotivar la misión y empezar de nuevo desde el único fundamento que es Cristo y por el don del carisma salesiano que nos hace caminar con los jóvenes en el camino de la santidad”, expresa una joven participante.