Ciudad de México (México). El 27 y el 28 de mayo de 2022, más de 1.250 personas provenientes de diversos Países, participaron en el XXVII Congreso Interamericano de Educación Católica,

organizado en Ciudad de Méjico, en el Hotel Hilton, por la Confederación Inter-Americana de Educación Católica (CIEC). En el evento estaban presentes cerca de 120 miembros de la Familia Salesiana, de los cuales 50 Hijas de María Auxiliadora, Salesianos de Don Bosco, laicos comprometidos a difundir el Carisma salesiano en América.

Entre los participantes estaban sor Ivone Goulart Lopes, colaboradora del Ámbito para la Pastoral Juvenil del Instituto de las FMA, responsable de la Escuela Salesiana en América (ESA) y de las Instituciones de Estudios Superiores (ISS-FMA) y don Claudio Cartes, SDB, Referente del Sector Escuela del Dicasterio de la Pastoral Juvenil de los Salesianos de Don Bosco.

El tema del Congreso era: “El futuro de la Educación: aprender a transformar”, con el objetivo de reflexionar, repensar y poner en práctica en la Escuela Católica en América la iniciativa de la UNESCO “El futuro de la educación” en sinergia con el Paco Educativo global propuesto por el Papa Francisco.

En vistas al 2050, la UNESCO afirma que “el conocimiento y el aprendizaje son los recursos más grandes renovables a disposición de la humanidad para responder a los desafíos e inventar alternativas”. Si antes de la pandemia el tema de la educación ya era fundamental, durante y después de la pandemia será aún más un requisito importante para ejercitar los propios derechos de ciudadanos.

Ante esta situación, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (SDG) n° 4 de la Agenda 2030 – Garantizar una instrucción de calidad inclusiva e igualitaria y promover oportunidades de aprendizaje continuo para todos – debe repensarse. Con este fin, la UNESCO ha creado una iniciativa llamada “El futuro de la educación: aprender a transformar”, con el objetivo de redefinir el papel del conocimiento, el aprendizaje y la educación, para hacer una contribución al bien común.

A este fin, la Escuela Católica en América, uniéndose a la llamada del Papa Francisco de reconstruir el Pacto Educativo Global, se compromete a poner en práctica esta propuesta, adoptando la iniciativa de la UNESCO.

En la apertura del Congreso, el Presidente del Consejo episcopal latinoamericano  (CELAM), Mons. Miguel Cabrejos,   dijo: “¿Qué sería de la Iglesia sin los educadores, que hacen posible una educación más abierta y acogedora? La educación es un acto de esperanza, gracias a hombres y mujeres como vosotros. Agradecemos a todos los que se comprometen en el Pacto educativo global y nos congratulamos con la CIEC. María Santísima es la primera educadora”.

El intenso programa del Congreso preveía 10 conferencias, un debate, cinco conferencias TED  (Technology Entertainment Design), así como actividades culturales como Alégrate, el recorrido por el centro histórico de la Ciudad de México, el Festival Mexicano y la participación en la Feria de la Educación Católica.

Durante el evento, la Familia Salesiana se distinguió por la participación, como miembro de la Junta Directiva del CIEC, de sor Ana Julia Suriel, FMA de la República Dominicana, que tuvo la conferencia con Mariano Jabonero sobre el tema: “La agenda digital para América Latina: una visión humanizada y responsable de la transformación tecnológica en las Escuelas”.

Además el Premio ‘Jesús Maestro’, concedido a personas e instituciones, fue conferido a la Inspectoría de la República Dominicana de los Salesianos de Don Bosco.

El 2º día del Congreso, la Celebración Eucarística, preparada por la Familia Salesiana, fue presidida por Mons. Alberto Lorenzelli, SDB. El coro que animó la Misa estaba compuesto por adolescentes y jóvenes de algunas obras salesianas de Ciudad de México. Don Héctor Ugarte, SDB, en la introducción dijo: “¿Qué es una escuela católica? No es la que prepara para la catequesis, sino la que hace posible el encuentro de cada miembro de la Comunidad Educativa con Jesucristo. Esto sucede a través de las actividades pastorales, pero también por medio de la cultura y la ciencia”.

En la homilía, Mons. Lorenzelli subrayó: “Educar es construir la vida, responder a los desafíos de la vida. El pedagogo brasileño Paulo Freire dice: “Nadie educa a nadie, nos educamos juntos”. Para construir una vida significativa es necesario educar a ser protagonistas, educar a los valores, a la actuación responsable, a la paz, a la esperanza. Hace falta convertirse en un signo de esperanza con el propio modo de vivir y de mirar la vida. En el joven se despierta un germen de esperanza cuando percibe que no está solo”. Al final auguró: “Educar es cosa del corazón. Que el corazón de cada uno de vosotros palpite siempre de alegría y de esperanza”.

Los participantes volvieron a sus propias realidades con algunas provocaciones que impulsan a la concreción, a raíz del ejemplo de Don Bosco y de Madre Mazzarello: ¿cuál es el futuro de la educación salesiana en América? ¿Qué hemos de hacer para responder a las grandes necesidades educativas de nuestro continente?

La Escuela Católica de América vislumbra un tiempo de creatividad y de esperanza, un tiempo en que la fuerza, la coherencia y la consistencia de la propuesta salesiana podrán traer vientos nuevos de vida y de sentido a la infancia y a la juventud.

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