Roma (Italia). El Centro de verano “Don Bosco” de Ladispoli, de la Inspectoría San Juan Bosco (IRO), ha participsfo este año con gran entusiasmo en la propuesta de visitar el centro Amazon en Passo Corese. Los muchachos han visitado los grandes almacenes, han participado en un taller de robótica guiados por expertos. No sólo han hablado de robótica, sino que han visto trabajar a muchísima gente con el robot. Han construido con materiales variados un recorrido donde hacer pasar un pequeño robot dirigido por ellos a través de un programa presentado por la guía. Se han dado cuenta de adónde llega aquel paquete que la mamá ha puesto a punto con un simple clic. Un viaje insólito pero rico de emociones y de nuevos descubrimientos.
La vista dei robot magazzinieri che trasportano scaffali di prodotti e dei nastri trasportatore che, come i binari di una stazione ferroviaria, smistano i pacchi nel centro di distribuzione Amazon di Passo Corese (Rieti) fa subito pensare ai bambini dell’oratorio salesiano Don Bosco di Ladispoli, sul litorale romano, di trovarsi “in un parco giochi”. Sono in visita al centro romano di Amazon inaugurato nel 2017, per un insolito campo estivo basato sulla robotica.
La vista de los robots de almacén que llevan estantes de productos y cintas transportadoras que, como las vías de una estación de tren, ordenan los paquetes en el centro de distribución Amazon de Passo Corese (Rieti) hacen pensar en los niños del oratorio salesiano Don Bosco de Ladispoli, en el litoral romano, que están “en un patio de recreo”. Estoy visitando el centro romano de Amazon inaugurado en 2017, como un insólito campo estival basado en la robótica.
Es la primera etapa italiana de AmazonLab, la iniciativa de Amazon que prevé una semana de divulgación de las disciplinas Stem, o sea Ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. “Divertido. ¿Se pueden hacer pedidos también aquí?¿Por qué los robots no tienen brazos ni piernas?”, repiten en coro los niños, unos cincuenta, con sus dedos índice interrogadores siempre levantados durante la visita guiada del centro, tan grande como nueve campos de fútbol. Escuchan atentos y divertidos, con la curiosidad de entender las entretelas de un producto ordenado on line. “Son nativos digitales y por tanto muy fascinados por la tecnología”, explican sor Nellina y sor Letizia, que acompañan a los niños en la visita.
Acostumbrados a entrentarse a la realización de pequeños vasos etruscos en el laboratorio de cerámica, por un día los niños se convierten en protagonistas de experimentos de robótica. “Les enseñamos a poner juntas las informaciones que han oído acerca de coches autónomos y robots en ayuda de los seres humanos, mostrando cómo programar y maniobrar pequeños robots de dos ruedas”, explica el educador científico, Gabriele Piersimoni, que introduce a los niños en el mundo de la robótica y de la automatización. “Nuestro objetico – concluye- es divulgar de modo adictivo y divertido. Es el modo mejor de aprender.”