Alì Terme (Italia). Del 8 al 18 de agosto de 2022, 40 Hijas de María Auxiliadora junioras provenientes de Italia, Portugal, Croacia, Bielorrusia, España, Polonia y algunas estudiantes de la Visitaduría Maria Madre della Chiesa (RMC) originarias de Togo, Angola y Madagascar, vivieron la experiencia formativa del Juniorado en Alì Terme, en Sicilia.
“Como una vid fructífera… tras las huellas de Madre Maddalena Morano” es el tema explorado por las Junioras de uno a cuatro años de Profesión, acompañadas por sor Anna Avenia, de la Inspectoría Madonna del Buon Consiglio (IMR) y por sor Maria Ruta, de la Inspectoría Madre Maddalena Morano (ISI).
“Caminar hacia la unificación en el proyecto de vida de las Hijas de María Auxiliadora (vocación, comunidad, misión), crecer en el don total de sí y en la pertenencia al Instituto” era el objetivo general de la experiencia, en que las jóvenes FMA tuvieron la oportunidad de visitar los lugares principales de la vida de la Beata Madre Maddalena Morano, FMA italiana de orígenes piamonteses (1847-1908), llamada a cumplir su servicio en tierra siciliana.
Diversos han sido los contenidos ofrecidos en el curso de las jornadas, transformados en objetos de reflexión personal y de compartir en los grupos: la Lectio y las meditaciones sobre la Palabra de Dios estaban a cargo de don Mario Gullo, de la Diócesis de Acireale; sor Mariella Lo Turco, Directora de la Comunidad Maria Ausiliatrice de Alì Terme, compartió una relectura del Sistema Preventivo y de la femineidad a la luz de Madre Morano, mientras sor Maria Triglia, sor Maria Di Caro y sor Cettina Cacciato, de la Inspectoría ISI, profundizaron respectivamente el contexto histórico y eclesial siciliano de los tiempos, los lugares y la feminidad correspondientes.
Para completar el itinerario, las jóvenes FMA pudieron conocer realidades asociativas y contextos de misión carismática y profética local, participar en momentos de vida eclesial, como la vigilia mariana y la tradicional exhibición floral en la solemnidad de la Asunción, apreciando la fraternidad y la hospitalidad de la gente y las FMA de Sicilia.
Su relato:
“Para acompañarnos en el camino, está la Beata Maddalena Morano, una mujer que supo escuchar los desafíos de su tiempo y responder a ellos en fidelidad al espíritu de Mornese y de Valdocco – que en estos días se hizo para cada una maestra, hermana y madre.
Cuanto más visitamos los lugares de la Madre Morano, más penetramos en una historia que tiene el perfume de esa alta medida de la vida ordinaria que se llama santidad. Y así Trecastagni, Catania, Alì Terme no son ya para nosotras tres lugares estudiados en los libros, son casas que nos hablan de feminidad vivida con el corazón de Don Bosco y de Madre Mazzarello.
Con el paso del tiempo, nos damos cuenta de que la historia de Madre Morano está viva y fecunda: lo testifican la vivacidad de la Comunidad Educativa de Trecastagni, el espíritu de acogida de la Asociación Donbosco 2000 de Catania, la fraternidad profética y la misión activa de la Comunidad S. Giovanni Paolo II de Librino, Catania.
Nuestras jornadas transcurren velozmente, enriquecidas no sólo por la profundización del Carisma salesiano, sino también por la meditación guiada por la palabra de Dios. Los acontecimientos del libro del Éxodo y los pasajes evangélicos de la Anunciación y la Visitación de María nos permiten entrar en la historia de la salvación y releer nuestra historia recordando la llamada a la santidad.
Las Buenas noches nos ayudan a conocer las diversas Inspectorías de que provenimos y descubrir la riqueza de nuestro Instituto, a partir de los relatos de las hermanas
Los varios momentos de fraternidad nos regalan rostros e historias que entran en nuestros corazones y se hacen motivo de plegaria, alabanza, agradecimiento, petición y súplica. La Celebración Eucarística cotidiana y la liturgia de las horas son la fuente y el culmen de nuestras jornadas, además de el lugar en que nos sentimos en comunión con las hermanas de las Inspectorías de que provenimos y con las que viven el Da mihi animas en el resto del mundo. En la oración llevamos al Señor a los jóvenes, los laicos, nuestras familias y nuestra gente, con la certeza de que la formación de estos días es un don para ellos y para nosotras”.
Con el corazón agradecido a quien ha hecho posible esta experiencia, a quien las ha acompañado y quien las ha hospedado, las jóvenes FMA han regresado a las propias realidades, refrescadas en el deseo de servir al renacimiento de sus territorios, movilizando las energías que el Señor renueva constantemente.