Roma (Italia). La Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, envía su mensaje de Pascua a las FMA, a las Comunidades Educativas y a la Familia Salesiana:

La fuerza de la Resurrección penetra nuestra vida como un rayo de luz, como una intuición fulgurante que nos permite comprender aquello que aún nos parece carente de significado. 

En estos días repasamos los primeros pasos del camino de una Iglesia que late de amor por Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios; de una Iglesia formada por apóstoles y discípulos que vivieron con él una extraordinaria cotidianidad. Un corazón lento para comprender no les impidió vacilar en la fe, caer en el miedo, dudar de la palabra del Maestro ante el acontecimiento histórico tangible y al mismo tiempo trascendente de la Pascua de Jesús. Es precisamente esta Iglesia la que tiene en sí la vida misma de Cristo, el viviente: fuente y causa de nuestra esperanza más fuerte que nuestras debilidades; fuente de nuestro gozo de salvación.

El sepulcro vacío nos recuerda la presencia de Cristo en el mundo, nos ayuda a esperar que la vida de la gracia triunfe sobre la muerte, más allá de lo que limita nuestra historia cotidiana.

En el corazón de nuestra fe, en el desarrollo del misterio pascual, no está sólo el desconcierto, el miedo, la confusión y el asombro incrédulo de los Apóstoles. También está la presencia valiente de las mujeres.

El Evangelio, de hecho, nos pone en contacto con el grupo de mujeres, las nombra personalmente, las pone en fuerte evidencia, porque resistieron con valentía y amor junto a Jesús también y, sobre todo, durante su pasión: testigos fieles e intrépidos de su muerte y resurrección.

Según el Evangelio de Lucas, Jesús no se aparece a las mujeres que van con las especias apretadas al pecho a ungir su cuerpo y no se detienen frente a las trampas de una mañana que al amanecer todavía está oscura, desierta; ni siquiera se detienen frente a la piedra removida que puede infundir una vacilación natural, una sospecha de peligro y no se quedan fuera de la tumba, sino que entran en ella con el único deseo ardiente de honrar el cuerpo del Maestro.

Pero no lo encuentran allí y frente a los dos «hombres» con vestidos deslumbrantes, reaccionan con temor reverencial frente a lo divino que están percibiendo: Llevados por el miedo, mantuvieron sus rostros inclinados hacia el suelo. En la Biblia, el rostro representa a toda la persona y, si se inclina hacia el suelo, indica sumisión, veneración y, por lo tanto, también una actitud de oración.

Este temor reverencial recuerda el de la Virgen María en el anuncio de la Encarnación del Verbo.

Aquí, junto al sepulcro, son las mujeres las que acogen de los dos mensajeros, testigos, el gran anuncio de que nada es imposible para Dios. Saben creer en la palabra de los ángeles y están llenas de alegría, de la alegría de la vida que explota, de la alegría de la fe, florece la gran esperanza que ahora tiene un nombre: Jesús.

Ellas son las mujeres de la mañana de Pascua que con su fe traen el anuncio gozoso que resonará por los siglos de los siglos: ¡Jesús ha resucitado! Christos anesti! Su voz festiva nos invita a escuchar la pregunta- con algo de reproche: ¿por qué buscáis entre los muertos al que vive? (…)

Como mujeres consagradas que guardan la Palabra en su corazón, que creemos en Jesús, Señor y Redentor de la historia y de toda la humanidad, sentimos la responsabilidad y la urgencia incontenible de dar voz y testimonio de la gran verdad: ¡Jesús está vivo!

¡Nuestra fe no es en vano! ¡La vida ha vencido a la muerte! El Amor es posible, la Paz es posible, la Alegría es posible.

El mundo necesita este anuncio, esta sorpresa de Amor: Cristo ha resucitado, todo vuelve a vivir, todo florece. El mundo necesita este antídoto muy poderoso e inexpugnable contra la cultura de la muerte, el desinterés, la indiferencia, la codicia insaciable, el poder injusto, el despilfarro.

Nos preguntamos ¿cómo podemos responder al mandato del Resucitado: «Id y proclamad»? Ciertamente, no siguiendo la primera reacción de Pedro que, después de ver el sepulcro vacío, encuentra sólo el camino a casa, de defensa, de refugio por el miedo, de la incertidumbre.

Tenemos el ejemplo de Jesús que se entrega totalmente; tenemos a Don Bosco que desafía la temeridad. Somos herederas del secreto de Madre Mazzarello: ser cristificada en su vivir, en dar la vida por el Instituto. Ella es creíble cuando nos indica la fuente de la valentía y de la resiliencia en la misión del anuncio: Ánimo, Jesús debe ser toda vuestra fuerza, con Jesús las cargas se volverán ligeras, los esfuerzos suaves, las espinas se convertirán en dulzura… (L.22)… Entrad a menudo en el corazón de Jesús. (L.17) Ella es creíble cuando nos invita a expresar siempre la alegría pascual: «Estad alegres» es su aleluya, es el estilo de esperanza, la fuerza de la misión, de los «peregrinos de la esperanza» que el Jubileo propone como eficaz input para la nueva evangelización de los habitantes de esta tierra. Es el don liberador de Jesús resucitado para todos, especialmente para los que sufren.

Mi augurio es que nosotras, Hijas de María Auxiliadora, las comunidades educativas, los niños/as, los jóvenes y las jóvenes sepamos escuchar y acoger las palabras del Maestro, guardarlas en nuestro corazón y recordarlas para reconocer y enamorarnos siempre más de Jesús Eucaristía, el Resucitado, el Viviente que permanece con nosotros para siempre.

De la Eucaristía nuestros santos han obtenido la fuerza, la luz, la profecía de la misión.

De Jesús muerto y resucitado, nuestras hermanas, que viven en zonas difíciles y de guerra, encuentran la valentía para permanecer con las poblaciones que sufren, con los más pobres, para ayudarlos desafiando grandes riesgos para sus propias vidas.

Con la fuerza del Resucitado, del Viviente, juntos llevemos a las nuevas y antiguas formas de pobreza que encontramos diariamente en todas las partes del mundo, la Esperanza anunciada por los dos «hombres» revestidos de luz: «¡No busquéis entre los muertos al vivo!».

Dirijo este augurio de modo especial a las comunidades más afectadas por el sufrimiento y por las situaciones difíciles y precarias.

¡Feliz Pascua de Jesús y la nuestra!
Que María, la madre, hoy radiante de alegría, nos bendiga a todos.

 

Roma, 20 de abril 2025

Sor Chiara Cazzuola
Superiora General del Isntituto FMA

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1 COMENTARIO

  1. Grazie Madre carissima. Ci impegneremo a vivere quanto ci hai detto nel tuo profondo messaggio Pasquale. Siamo le donne che, nelle tenebre di oggi, vogliamo gridare al mondo che la speranza viene da Gesù Risorto. “Abbiamo visto il Signore”. “Lui è vivo, è risorto” e riempie di significato la nostra vita, i nostri sogni di pace. È quanto desideriamo condividere com i giovani, con il mundo. A te a elle sorelle del Consiglio i nostri auguri di Buona
    Pasqua. Le FMA del Nordeste del Brasile

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