Turín (Italia). El 23 de mayo de 2022, en la víspera de la Solemnidad de María Auxiliadora, la Superiora general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Chiara Cazzuola, como es tradición, da las Buenas noches salesianas desde la sede de la Inspectoría María Auxiliadora (IPI) de Turín, augurando una buena fiesta a todas las FMA presentes y a las conectadas en directo streaming.
Después de la presentación de las Consejeras generales llegadas a Turín para las celebraciones, Madre Chiara inicia las Buenas noches formulándose una pregunta:
Me pregunto: “¿Cuándo vino por primera vez Madre Mazzarello a la Basílica?
En el Volumen II de la Cronohistoria se lee que la Madre, por primera vez en Turín, acompaña a las hermanas que deben hacer los exámenes estatales para ejercer de maestras. “La madre va así, finalmente, a ver a la bella Virgen de don Bosco, – Madre suya y del Instituto, la querida Auxiliadora tantas veces soñada en sus impulsos de plegaria filial; habla al Fundador, que le hace visitar la casa”. Finalmente consigue verla. No dice María Auxiliadora, dice “la bella Virgen de Don Bosco” (Vol II, p. 111)
“En el santuario de Valdocco le gustaría tener a todas sus hijas con él; y las presenta fervientemente a la Santísima Virgen, en el lugar mismo de sus prodigiosas apariciones al Fundador, y de las conmovedoras manifestaciones de su potencia y de su corazón materno”.
Yo me he identificado con esta frase: desde esta mañana pienso y llevo dentro a todas las Hijas de María Auxiliadora del mundo y he tratado de imaginar hoy este llevar a todas las hijas a la Basílica, hoy y sobre todo mañana (24 de mayo), especialmente. Y me gustaría que este mensaje llegara especialmente a las más distantes y en dificultad, a los lugares donde vivir es fatigoso, donde la violencia, la guerra, la falta de reconocimiento de los derechos hace difícil nuestra misión educativa, para la cual se necesita mucho coraje, mucha fuerza moral, mucha fe para llevarla a cabo.
La Cronohistoria dice aún que cuando Madre Mazzarello vuelve a Mornese tiene una mirada brillante, y basta con recordarle “Valdocco” o “María Auxiliadora” para que transmita con su mirada, con su alegría, la belleza de este encuentro.
Después me he preguntado: “¿Cuándo llegó a Mornese la primera estatua de María Auxiliadora?”- porque en Mornese cultivan la devoción a la Inmaculada.
“Hacia finales de abril (del 1875) llega el cofre que contiene la esperada estatua de María Auxiliadora. Hermanas, postulantes, educandas están por todas partes queriendo abrirlo y sacar con respeto la paja del embalaje, como compitiendo por quién podrá ver primero el rostro de Nuestra Señora”.
Escuchad la Cronohistoria, sabe a fioretti:
“Mírala. No se puede decir bella, no: pero ¿qué importa? El corazón la ve perfecta, le encuentra todos los dones de grandeza y la ama, no por lo que es, sino por lo que quiere representar”.
Todas estas cosas me han ayudado a explicar el significado de esta Fiesta para nosotras. Es una Fiesta de la Iglesia. ¿Por qué don Bosco la asumió? ¿Por qué la Madre Mazzarello a su vez la tomó y la transmitieron con todo este fervor? Porque sentimos a María presente en nuestra vida, como ayuda, como protección, como guía de nuestra vocación.
Si cada una de nosotras piensa en los orígenes de la propia vocación, creo que en un momento o en otro encontrará la presencia de María, que ha acompañado nuestro itinerario humano, espiritual, salesiano. Nos sentimos acompañadas y precedidas en el camino. Somos un Instituto que es todo de María, ella misma nos guía. Ella pasea, camina. Pienso que, a veces, también corre, por nuestras casas. Ella que es Madre y generadora de vida. Nosotros le pedimos que nos dé su coraje, su fuerza. Las hijas llevan impresa en el rostro la apariencia de la madre y por tanto María nos pide que seamos sus hijas.
En nuestro nombre – Hijas de María Auxiliadora – están contenidos dos aspectos muy importantes de nuestra identidad: somos hijas – la hija está en relación muy estrecha con la madre: conocemos esta profundidad – de María Auxiliadora: quiere decir que asumimos su misión, la hacemos nuestra. Su misión en la Iglesia es la de ser ayuda, mediadora, apoyo.
El evangelio que leeremos mañana nos presenta un texto muy querido, que ha señalado toda la preparación al CG XXIV, ha acompañado el desarrollo del Capítulo y ahora señala también el camino post-conciliar. En este texto leemos “Estaba la Madre de Jesús”. La presencia de María era tan fuerte, que tiene el poder de incidir en la acción del Hijo, de determinarla, de hacerle anticipar la hora. Sobre el Hijo, pero también sobre los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”.
En el inicio de nuestro Instituto estaba María, la Madre, pero nosotros podemos decir “está, continúa estando”, y lo que nos pide es estar, como dicen nuestras Constituciones: “Ser como Ella auxiliadoras”, o sea, portadoras de ayuda, mediadoras de esta salvación.
Termino con la frase de Madre Mazzarello de la Carta 23: “Tened gran confianza en la Virgen. Ella os ayudará en todas vuestras cosas”. No dice en las más grandes, dice en todas. En mi opinión, debemos hacerla trabajar más, confiarnos más a ella, ser más hijas. Y dejar que Ella sea realmente nuestra Madre.