Junín de los Andes (Argentina). El 22 de enero de 2022 celebramos el nacimiento al cielo de la Beata Laura Vicuña, fruto de la santidad juvenil del Sistema Preventivo Salesiano. Sor Susana Billordo y Sor Silvia Dupont, Hijas de María Auxiliadora de las provincias argentinas de San Francisco de Sales (ABA) y San Francisco Javier (ABB), a través de algunos pasajes de su libro “Laura Vicuña. Transformar el dolor en amor”, recogen algunas características de la Espiritualidad Salesiana que se reflejan en la vida de Laura:

En el marco de los felices 150 años del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la memoria agradecida, nos invita a volver a mirar con emoción la santidad juvenil que nuestros fundadores soñaron. Así podemos encontrar en la Beata Laura Vicuña Pino (5/3/1891-22/1/1904) un bello fruto del sistema preventivo, que a muy corta edad, ¡maduró para el cielo!

Desde el encuentro profundo e íntimo con Jesús, Laura comprendió y vivió el motor de la espiritualidad salesiana: la contemplación en la acción. Ella logró vivir según las orientaciones que el Espíritu Santo impulsa desde dentro,  para que todo sea vivido en Dios, en su Amor.

La espiritualidad Juvenil Salesiana es una propuesta específica de santidad, vivida en un ambiente lleno de valores, con el estilo del Sistema preventivo. Es una espiritualidad que pone en el centro lo cotidiano a la luz del misterio de Dios. Está arraigada en el amor a la vida y en el compromiso de hacerla “plena y abundante para todos”, sobre todo para los más pobres. Laura eligió un modo de vivir la espiritualidad cristiana.  En su cotidiano, encontramos claros reflejos de algunas características fundamentales de esta espiritualidad salesiana.

Jesús

Laura elige vivir con Jesús. (…) La oración robustece la intimidad con él: experimenta el saberse amada. (…) Laura acepta la invitación de vivir con y como Jesús, no sólo desea imitarlo en gestos, sino que va asumiendo sus actitudes, sus opciones… hasta entregarse, como el Buen Pastor, el que afirma “nadie me quita la vida, yo la entrego” (Juan 10).

El cotidiano

“Para mí, es lo mismo rezar; o trabajar; rezar o jugar; rezar o dormir. Haciendo lo que se me manda, hago lo que Dios quiere que haga y esto es lo que yo quiero hacer; esta es mi mejor oración”. No es simple llegar a ésta síntesis vital entre oración y vida. Es una gracia. (…)

“Me parece –decía Laura– que Dios mismo es quien mantiene vivo en mí el recuerdo de su Divina Presencia”. Es la experiencia de la “unión con Dios”, vivida como don, como fruto del amor de Dios en ella. Es la certeza de un Dios experimentado como cercano, presente y activo.

María

En los momentos próximos a la muerte de Laurita, el clérigo Félix de Valois Ortiz, la va a visitar y narra este testimonio: “Me acerqué a su lecho, le hice varias preguntas… y al verla sonreír, le pregunté qué era lo que más la alegraba en aquellos momentos tan críticos. Y ella, sonriendo siempre, me susurró casi al oído: “Lo que más me consuela en estos momentos es el haber sido siempre devota de María. Oh, sí; Ella es mi Madre, ella es mi Madre, y nada me hace tan feliz como pensar que soy hija de María”. Esta devoción es la fuente de inspiración de su estilo de santidad. (…)

Como Don Bosco, que al final de su vida exclama “Ella lo ha hecho todo”, Laura mira hacia atrás y ve la presencia de María acompañándola siempre, actuando, auxiliándola siempre. “Ella es mi Madre”, repite.

Alegría – Contento

En Laura se encarna la espiritualidad de la alegría que propone la Madre Mazzarello diciendo: “la alegría es signo de un corazón que ama mucho a Jesús”. Esto es lo que vive Laura. Incluso en el momento final de su vida, sus palabras son “Gracias Jesús, Gracias María, muero contenta”, frase que es síntesis de su vida.

Amistad – experiencia comunitaria

Don Bosco percibe en los jóvenes una necesidad de relación con los otros, por eso quiere que como amigos entre sí, y amigos en Jesús formen grupos. Él creó entre sus chicos la Sociedad de la alegría. En los tiempos de Laura, existían en el colegio varios grupos: angelitos, damas del Sagrado Corazón, Hijas de María. Por todos esos grupos pasó Laurita. El que más la estimuló en su propio camino de santificación fue indudablemente la asociación de las Hijas de María. (…)

Laurita es un claro ejemplo de que estas propuestas de asociarse, de unirse a nuevas relaciones, de formar parte de comunidades, son oportunidades de favorecer un camino de santidad junto con otros. Nuestra espiritualidad es un camino, una propuesta de santidad para el hoy.

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Recursos y ppt

Video-documental Boletín Salesiano Argentina

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