Roma (Italia). La Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Yvonne Reungoat, en la proximidad de la Solemnidad de María Auxiliadora, comparte en la Circular algunas reflexiones que siente como una nueva llamada a ser luz, brotes de vida nueva y de esperanza en este tiempo trabajoso, una llamada para dar nuevo impulso al camino de santidad con María, “muy presente, siempre cercana”.
La presencia de María en nuestra vida es inspiración y llamada a hacer a nuestras comunidades siempre más “marianas”, para vivir la humildad gozosa del Magníficat y ser “auxiliadoras” entre las jóvenes y los jóvenes (cf C 4).
Propone tres actitudes para contemplar a María y mirarla como el faro que ilumina el día a día y ayuda a afrontar la niebla que se pone tal vez en el horizonte.
Una mirada de contemplación
Contemplarla como Madre, ella que ha vivido la experiencia de contemplar a Jesús entre sus brazos, y sentirse por Él tiernamente mirada con dulzura y alegrada con su sonrisa. María es la primera en ver a Dios cara a cara y contemplar su rostro:”Ella nos enseña que contemplar es mirar a Dios con sencillez y fidelidad, y es también dejarse mirar por Él”. Madre por vocación, se cuida de todos sus hijos e hijas, enseñando la fidelidad también en las situaciones de la vida que no responden a las esperanzas, para acoger el proyecto de amor de Dios. Para poner en el centro de la vida y de la misión a Jesús, en este particular momento histórico, es necesario “traer a María a casa”: María debe habitar en las Comunidades FMA, como en Mornese y en Nizza Monferrato.
Un corazón habitado por el Magníficat
El tiempo especial que vivimos no detiene el deseo de sembrar esperanza y de caminar con compromiso y gratitud hacia el 150° de la Fundación del Instituto FMA “unidas a María, para ser “generativas de vida nueva” y reavivar la riqueza del carisma contagiándolo en todo el mundo”.
La Madre invita a descubrir la belleza de ser memoria viviente de María hoy, y a retomar el Proyecto Formativo En los surcos de la Alianza, donde está delineada la identidad mariana de las FMA comprometidas a expresar hoy “lo inédito de sus vida” y a transmitir su presencia a las nuevas generaciones ( cf pp 29-31). Con María es posible escribir nuevas páginas de historia con las/los jóvenes y con las Comunidades Educativas, entonando juntas el canto del Magníficat que brilla con la luz del carisma salesiano.
¿Qué página henos de escribir juntas en un momento histórico que el Papa Francisco define como “la hora de la verdad”? Es un sueño de comunión, que puede realizarse con la ayuda del Espíritu: “Donde está María está el Espíritu Santo y con su presencia nuestras comunidades pueden reconocerse como verdaderos “cenáculos espirituales”, ”lugares de exquisita humanidad”, acogiendo los desafíos de la contemporaneidad como oportunidades para ser artífices de comunidades-comunión y para “dejar expandir el Magníficat: un canto que reconoce las grandes maravillas realizadas por Dios en cada una de sus criaturas y en nuestro Instituto que es todo de María”.
Una vida toda entregada a la misión
Madre Yvonne expresa la certeza de que el Capítulo General XXIV será un evento de Espíritu Santo en el que María gozará de un puesto privilegiado:”Considero el Capítulo general como un nuevo “Pentecostés”, una linfa de vida que fecundará las comunidades educativas”. La felicidad auténtica de los jóvenes es una prioridad a cuidar, para que tengan serenidad, paz y una vida digna para ser ciudadanos activos y responsables en la sociedad: “En ellos está presente el futuro de la humanidad. Son un tesoro precioso para valorizar. Ellos nos acompañan en nuestro camino de santidad que construimos juntos”.
La Madre se detiene en dos aspectos esenciales del camino de santidad: “ser siempre más apasionadas/os por la misión educativa en el espíritu del “da mihi animas cetera tolle”, compartiéndolo con los jóvenes” y “anunciar con paciencia, respeto y confianza que la vida es vocación, es misión”. Dios no cesa de llamar y espera con paciencia de nosotros, también hoy, la respuesta disponible como la de María: “He aquí la sierva del Señor: hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
La celebración de la Solemnidad de María Auxiliadora, el 24 de mayo en Turín Valdocco (Italia) en la Basílica Maria Ausiliatrice, es una ocasión para pedir a María “renovarnos en el compromiso de santidad y en el ardor misionero”. A Ella confiamos “el CG XXIV, la vida de las/los jóvenes, las comunidades educativas, los grupos de la Familia salesiana y en particular las/los Exalumnas/os, para anunciar juntos que “hay una única gran llamada en el Evangelio, y es la de seguir a Jesús por el camino del amor” “(Papa Francisco- Audiencia 5 de mayo de 2021)