Roma (Italia). En la apertura de la Circular n° 1018, la Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, expresa la gratitud por las muchas expresiones de afecto y de proximidad recibidas con ocasión de la Fiesta de la Gratitud mundial, dirigidas del 24 al 26 de abril de 2022 a Turín, Mornese, Nizza Monferrato, lugares de los orígenes, en el 150º aniversario de la Fundación del Instituto.
Retomando los artículos de las Constituciones, profundiza después en la dimensión misionera, elemento esencial de la identidad del Instituto (cf C 75). Como se expresa en el art. 6, Don Bosco imprimió en el Instituto de las FMA un fuerte impulso misionero, asumido de manera original y creativa por Madre Mazzarello.
Madre Chiara describe la misionariedad como impulso de audacia apostólica que se transforma para las FMA “en pasión educativa y en la búsqueda de una constante renovación vital, movidas por la alegría del Evangelio”, que debería ser vivida por cada una “como una dimensión natural de la vida”.
Describiendo la tensión apostólica de las primeras Comunidades de Valdocco y Mornese, hecha de “capacidad de adaptación a todo, hasta el sacrificio extremo, sin búsqueda de sí mismas o de protagonismo”, como “modelo gozoso y austero de vida que se construye día a día en la disponibilidad sin límites y sin dudas”, saca a la luz el cetera tolle como aspecto fundamental de la dimensión misionera y destaca:
“Don Bosco y madre Mazzarello nos enseñan que el ardor del da mihi animas no puede expresarse sin el realismo del cetera tolle. De aquí el secreto de su fecundidad”.
Además de elemento esencial de la identidad del Instituto, como recuerda el art. 75 de las Constituciones, la dimensión misionera es también expresión de universalidad, presente en su historia desde los orígenes, muy importante ya que “alimenta la conciencia de pertenecer a una Familia religiosa abierta a las diferentes Naciones, sin barreras de lengua y de cultura”, se abre a experiencias de horizontes amplios y universales y acrecienta “la responsabilidad de todas en compartir la vida del Instituto y de su continua expansión en el mundo”.
La gratitud hacia las primeras misioneras que, “animadas por un gran fervor misionero, prontas a afrontar cualquier sacrificio y dificultad al anunciar el Evangelio en lugares para ellas desconocidos”, supieron entrar en la cultura y en las necesidades de las personas encontradas, “continúa inspirando hoy nuestra misión educativa y renovando el ardor misionero, allá donde nos encontramos”.
De aquí la invitación de la Madre a una nueva “salida misionera”:
“Cada comunidad está interpelada a discernir cuál es el camino misionero que el Señor abre ante ella y todas estamos invitadas a hacer este camino con generosidad: a dejar las propias comodidades y llegar a las periferias, que necesitan la luz del Evangelio”.
Destaca después la importancia de un camino recorrido juntas, como Comunidad, con la atención a todas, sin dejar atrás a ninguna y sin encerrarse en relaciones cómodas: “Quien anuncia verdaderamente no busca huidas del mundo, ni de la comunidad”.
El especial aniversario que se está viviendo como Instituto es para todas las Comunidades fundamento de un renovado ardor misionero:
“El vino nuevo del carisma que durante 150 años ha alimentado la fecundidad vocacional del Instituto, potencia la alegría y el estupor de la llamada a ser comunidades misioneras; nos empuja a ser aún “Mornese en salida”, comunidades que anuncian a Jesús con la vida, que asumen los desafíos del cambio y testimonian los valores evangélicos, que se hacen cargo de las diferentes formas de pobreza presentes en las periferias existenciales y geográficas (Cf Actas CG XXIV, n. 26)”.
Recordando la experiencia del Capítulo general XXIV, la Madre recuerda la opción prioritaria de la sinodalidad misionera como estilo de vida, que nos insta a escuchar y responder al mandato misionero de Jesús: “Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos”, descubriendo, en ese “Id”, “los siempre nuevos escenarios y desafíos de nuestra misión educativa” para ser, sin miedo, una Iglesia en salida.
Madre Chiara concluye la Circular invocando la ayuda de María Auxiliadora y la paz para la humanidad entera en estos tiempo difíciles y asegurando la plegaria en la Basílica en Turín en la solemnidad del 24 de mayo, en que confiará el deseo de todas las FMA de ser “Mornese en salida” en la alegría y con corazón misionero.