Piamonte (Italia). Del 12 al 17 de septiembre de 2024, las novicias del Noviciado Internacional de María Auxiliadora de Castelgandolfo, de la Inspectoría San Juan Bosco (IRO), tuvieron una experiencia de profundización de los lugares de la vida de Madre Mazzarello y de Don Bosco en el Piamonte, en Mornese (AL) y Turín.

Sor Blancha Sánchez, Directora de la Comunidad de Santa María D. Mazzarello de Mornese, acompañó al grupo en la “Tierra Santa” de las FMA, subrayando cuánto la tierra, la cultura y la familia, con las relaciones que la constituyen, han puesto bases sólidas en la personalidad de Madre Mazzarello.

La etapa en el Roverno, un arroyo que abarca muchos temas de la espiritualidad mornesina, fue el lugar para profundizar en la importancia del trabajo, la comunidad y la atención a la integración en la sociedad en el país. Las novicias también profundizaron su devoción a María y fueron invitadas a profundizar en su propia filialidad mariana.

El domingo, transcurrido en La Valponasca, fue la situación ideal para sentirse más interpelados por la importancia de la Eucaristía, por la relación vital y la centralidad de la unión con Jesús, lo que les impulsó a reflexionar sobre su modo de “estar con Él”.

Al día siguiente, se les presentó uno de los momentos más oscuros y al mismo tiempo más significativos de la vida de Main: el tiempo de la enfermedad en la casa de Via Valgelata, en el que experimentó la impotencia, pero sobre todo de abandono a la voluntad de Dios.

El 17 de septiembre, las novicias partieron para la segunda etapa de la peregrinación: Colle Don Bosco, guiadas por el padre Enrico Lupano, SDB. Ese día, pudieron sumergirse en los lugares de Juan Bosco: la casa natal y el Templo. Con las Memorias del Oratorio en sus manos, profundizaron en el contexto familiar de Don Bosco, en el significado de la figura de papá Francisco y en la centralidad de mamá Margarita en su vida. Por la tarde, en la iglesia de Morialdo, contemplaron el providencial encuentro de Juanito con don Calosso.

Al día siguiente, bajo una ” bendecida lluvia “, se detuvieron en Cascina Moglia, en la Provincia de Asti, donde, guiadas por el padre Enrico Ponte, maestro de novicios SDB, meditaron sobre el período de tres años de desprendimiento, paciencia, aparente “pérdida de tiempo”, de Juan Bosco, que él supo transformar en tiempo de contemplación, trabajo e interiorización de los propios deseos. En la iglesia de Moncucco celebraron la Santa Misa.

Entre una etapa y otra, no podían faltar momentos de juego, canto y compartir junto a los novicios salesianos.

Tercera y última parada de la peregrinación: Turín. Siempre siguiendo las huellas del joven Don Bosco, recorrieron las etapas iniciales de su sacerdocio en la iglesia de San Francisco de Asís, del tiempo de silencio y discernimiento en el internado eclesiástico, pero también de atención a la realidad circundante que lo llamaba a la caridad, descubriendo cada vez más cómo Dios ama los espacios “pequeños y poco atrayentes” para comenzar obras maravillosas.

Las novicias también recorrieron los pasos, los tiempos y los lugares del itinerario de los oratorios, definiendo el contexto social en el que Don Bosco comenzó a ocuparse de los jóvenes. En particular, se acercaron a las figuras importantes que Don Bosco conoció en su camino: Don Giuseppe Cafasso, de quien aprendió a ser sacerdote, la marquesa Giulia di Barolo, con sus innovadoras iniciativas benéficas, como el Refugio o el hospital para reclusas; el teólogo Borel, precioso amigo y defensor incansable.

“Valdocco, tierra y laboratorio de santidad” fue el tema de la jornada siguiente, recordando in primis  que la santidad está en la llamada bautismal, para la comunidad y para los jóvenes que se encuentran. Al visitar las salas de la Casa Museo Don Bosco, quedaron asombradas por la variedad y la fecundidad de los santos, incluidos los jóvenes menores de 30 años, que se santificaban en la vida cotidiana, en la misión o en el martirio.

El último día, el 21 de septiembre, se dedicó a la síntesis de la experiencia y a la reflexión personal.

“Tanto en Mornese como en Turín, nos enfrentamos a dos vidas hechas de una intensa relación familiar, de profunda oración, de disponibilidad al cambio, de humildad hacia quienes los cuidaban, de valentía en la elección del propio camino, de docilidad al Señor y, finalmente, de un gran corazón para salir al encuentro de los jóvenes”.  son las palabras de las Novicias.

“En el transcurso de la peregrinación, hemos observado que, en los pliegues de la vida de nuestros santos, habían tantas espinas, entre las cuales, sin embargo, se esconde una rosa espléndida: la acción de Dios en la concreción de sus vidas. Depende de nosotras ver nuestras rosas entre las espinas. Solo se necesitan los ojos de la fe para verlos”.

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