Veyrier (Suiza). El 12 de diciembre de 2019, con la presencia de la Inspectora de la Inspectoría Lombarda Sacra Famiglia (ILO), sor Maria Teresa Cocco, y del Consejo Inspectorial, se celebró el Centenario de la presencia (1919-2019) de las Hijas de María Auxiliadora en Veyrier, en Suiza.
La Celebración Eucarística en la Iglesia de San Paolo, en Ginebra, presidida por el Obispo de Losanna, Ginebra y Friburgo, Monseñor Charles Morerod, el Obispo Emerito Monseñor Pierre Farine y algunos sacerdotes concelebrantes, animada por los alumnos de la Escuela de la Infancia y Primaria La Salésienne y con la participación de muchos padres y sostenedores de la obra, puso fin al año de los festejos.
Antes del inicio de la Celebración, la Inspectora, sor Maria Teresa Cocco, dio la bienvenida a los presentes, expresando el reconocimiento a las Autoridades civiles, al Obispo y a los concelebrantes, al Comité de La Salésienne y a toda la Comunidad Educativa. Sus palabras acompañaron después el gesto realizado por un niño que colocó a los pies del altar un jarrón que contenía la tierra de Ginebra:
“Gracias por el Sí de nuestras primeras misioneras, reunidas aquí en el 1919, venidas de sus Países para cuidarse de los hijos de los inmigrantes italianos en Ginebra. Sor Luisa, sor Jeanne, sor Marie y sor Ida, transmitieron el carisma salesiano viviendo en el día a día el espíritu de familia, tan querido por Don Bosco, haciendo de su hogar una casa que acoge, que educa y que evangeliza. En cien años de presencia educativa, en Ginebra, miles de corazones y de mentes se han abierto para servir mejor, en el mundo contemporáneo, a Dios y a los hermanos, y ser en la sociedad elementos de paz, de solidaridad, de fraternidad y de justicia”.
La Madre General de las FMA, sor Yvonne Reungoat, se hizo presente con un mensaje enviado a la Directora, sor Lucia Corbetta y a la Comunidad, animándolas a ir adelante en la misión en un renovado camino de santidad.
“Os dirijo el deseo de que en plena sinergia con cuantos se toman en serio el crecimiento humano y cristiano de los jóvenes, sobre todo aquellos en situación de pobreza o de dificultad, puedan escribir una nueva, maravillosa página de historia, una página del Evangelio vivo reflejado en vuestra comunidad. Que vuestra presencia genere vida e irradie esperanza, a fin de que los niños, los jóvenes a los cuales ofrecéis oportunidades educativas, formativas y de voluntariado, y todas las personas que comparten vuestra misión, puedan mirar al futuro con confianza y los jóvenes mismos se transformen en constructores responsables de una nueva humanidad. ( … ). Confío a María Auxiliadora vuestro presente y vuestro futuro, para que la comunidad continúe siendo terreno fértil para la misión educativa y para el anuncio del Evangelio de Jesús en este tiempo de interesantes e inéditas posibilidades. Se os ha entregado una preciosa herencia de 100 años de historia. Estoy segura de que vuestro corazón está abierto a acogerla, desarrollarla y honrarla con vuestro testimonio de vida”.
El año del Centenario se abría el 31 de enero de 2019, en la Solemnidad de Don Bosco con la Celebración Eucarística con toda la Comunidad Educativa. En el mes de abril de 2019 hubo un concierto abierto a todos, sobre el tema del gracias, del conocido cantante-compositar belga Théo Mertens, en el cual también los alumnos del último año cantaron y realizaron pequeños vídeos, presentados después a toda la escuela. Para profundizar el carisma salesiano, el 14 de septiembre de 2019, dos pulman de familias de la escuela se fueron en peregrinación al Colle Don Bosco en Murialdo, parte de Castelnuovo Don Bosco, ciudad de la provincia de Asti (AT), lugar donde nació San Juan Bosco. Todas las iniciativas fueron realizadas gracias a la colaboración de los laicos y del Comité de La Salésienne.
Relación de las principales etapas históricas de la Casa de Veyrier.
En una fría tarde de invierno, el 11 de diciembre de 1919, cuatro Hermanas Salesianas FMA, sor Luisa Gattiglia y sor Ida Patrucco (italianas), sor Jeanne Pietruszka (polaca) y sor Marie Schwind (francesa), llegaron a Ginebra, llamadas por la Signorina Paola Goria, Fundadora de la Misión Católica Italiana, para hacerse cargo de los hijos de los inmigrantes italianos, numerosos en la época.
Las hermanas, procedentes de Turín, vinieron mandadas por la Superiora General Madre Caterina Daghero. En la época la misión formaba parte de la Inspectoría francesa Sacro Cuore. La crónica de aquel año narra que las hermanas tuvieron una espera de 12 horas en la frontera a causa del pasaporte y llegaron a Ginebra agotadas, con hambre y frío.
Al día siguiente, la Signorina Goria preparó para ellas las actividades a desarrollar: ocuparse de los niños y de los emigrantes italianos, del catecismo en la parroquia, del oratorio, obra típicamente salesiana en la cual toda la comunidad estaba comprometida, y de las conferencias a las señoras.
Mientras tanto la casa, para recibir a los niños, resultaba pequeña, por lo que se hizo necesario trasladarse a la Rue de la Servette en Ginebra. Los niños aumentaban constantemente.
Era el período triste de la guerra. Suiza, un país neutral, fue rodeada. En la estación ferroviaria se creó a propósito una oficina para entregar correo a los países devastados por la guerra. Las hermanas tenían también la tarea de proporcionar correo y hacerlo llegar a las Superioras en Turín para dar noticias a los familiares lejanos.
En el 1945, la casa donde habitan se pone en venta, tienen tres meses para buscar otra habitación: encuentran un alojamiento en el nº 48 Rte de Meyrin. La casa se hará habitable, por fortuna un vecino les alquila dos habitaciones que sirven como clases. En este período reciben la visita del Superior Don Pietro Berruti que ve sus dificultades y las anima a continuar llevando adelante la misión educativa entre la juventud de Ginebra.
El 4 de enero de 1951, las hermanas llegan a Veyrier con alguna interna, para establecerse. La casa es muy pobre, falta de todo, pero pueden acoger un número más grande de niños/as. Rápidamente el número de los alumnos aumenta: la mayoría son de familias inmigrantes, alguna vez sin derechos, familias monoparentales o solicitantes de divorcio que tienen necesidad de poner a los hijos a salvo en un pensionado. La decisión es la de construir una escuela prefabricada y dejar la casa para el pensionado.
En 1966 la nueva escuela abre las puertas a la presencia de autoridades civiles y religiosas y toma el nombre de “La Salésienne”.
Desde este momento, el número de los alumnos aumenta velozmente, las FMA salen al encuentro de muchas situaciones difíciles de desamparo y pobreza material y moral. Durante el verano acogen a los jóvenes que aprenden el francés.
En 1991 se construye el gimnasio, adaptado a las exigencias de la pedagogía del tiempo. Una gran fiesta organizada por un Comité promotor y el regalo de la villa de una Bienhechora italiana, cubren una gran parte del costo.
En 2011, la Fundación de ROLEX, Hans Wilsdorf, da una fuerte contribución para la construcción de una Escuela Primaria grande, luminosa y espaciosa. En 2017 surge una Escuela Materna con un nuevo refectorio y una moderna cocina. Es aún la Fundación Hans Wilsdorf la que sostiene una gran parte de los gastos.
Hoy los alumnos que se preparan para ser “buenas personas de fe y honrados ciudadanos” son cerca de 400, de todos los estratos sociales y de distintas procedencias y religiones.