Roma (Italia). Se ha publicado el volumen: Catalina Daghero, Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (1881-1924), editado por Piera Cavaglià y Grazia Loparco (Instituto FMA – Centro de Estudios FMA, serie Percorsi n° 10, 272 p.), publicado por Ediciones Palumbi, Teramo 2024.
El volumen recoge las Actas de las dos Convenios celebrados en Nizza Monferrato y en Roma con motivo del centenario de su muerte, mientras que ya están en fase de imprenta dos volúmenes de sus cartas.
Los estudios son una oportunidad para descubrir una figura hasta ahora poco conocida, pero de primer nivel para la consolidación del espíritu del Instituto, en fidelidad a Don Bosco y a Madre Mazzarello, actuando su pasión educativa frente a las necesidades inéditas de las jóvenes para prepararlas para la vida, en contextos cada vez más diversificados.
Las contribuciones de Piera Cavaglià, Ana María Fernández, Giulia Galeotti, Grazia Loparco, Francesco Motto, Maria Concetta Ventura, arrojan luz sobre diferentes aspectos de la personalidad y el gobierno de Madre Catalina, la primera sucesora de Santa María Domenica Mazzarello.
En 43 años de gobierno, la Madre fue llamada a enfrentar momentos críticos y al mismo tiempo a guiar el rápido desarrollo de las Inspectorías. Movida por el impulso del Da mihi animas encarnado en los orígenes mornesinos, se sintió responsable de conservar intacta la herencia de una vocación a la santidad tejida en el compromiso educativo laborioso y gozoso y, al mismo tiempo, de desarrollarla en un constante proceso de adaptación local, siempre a partir de las actitudes personales adecuadas a la misión.
Esto la hizo maternal, fuerte y comprensiva al mismo tiempo, atenta a indicar a las hermanas el gran horizonte de sentido, para afrontar las dificultades de cada día por amor a Aquel que envía a una misión tan urgente como apasionante.
Uno de sus principales criterios para gobernar era: “Hay que ver con nuestros propios ojos, tocar con nuestras manos”. Y, de hecho, sin escatimar sacrificios, fue al encuentro de las hermanas, cercanas y lejanas, para compartir con espíritu de familia sus vidas, las condiciones reales de las jóvenes y de las familias, las perspectivas de desarrollo, tan variadas según los contextos. Sin engañarse con las florecientes estadísticas, como Superiora se preguntaba si en tal laboriosidad se cultivaba realmente el espíritu del Instituto (más tarde llamado Carisma), permaneciendo fieles a las raíces.
Su experiencia y los criterios expresados en las cartas, así como en las opciones concretas, compartidas con las consejos, ofrecen una luz genuinamente salesiana para la vida espiritual, para el estilo de las comunidades educativas que llevan la impronta salesiana, para renovar la valentía activa y creativa frente a las necesidades de las jóvenes, estando siempre abiertas a asumir nuevos interpelaciones y a responder con la energía del amor educativo, preveniente y liberador, en vista de una plenitud humana.
Como Superiora General de un gran Instituto en seguida abierto a la misión ad gentes, el gobierno de Madre Daghero constituye un caso interesante en la Iglesia y en la historia de las mujeres, que merece ser profundizado por la relevancia de la vida religiosa femenina entre los siglos XIX y XX, con su inédita contribución al apostolado en el tiempo de la secularización.
En su presentación, Madre Chiara Cazzuola escribe: “Madre Catalina Daghero es cien por cien salesiana, fiel a Don Bosco, al ‘Da mihi animas cetera tolle’, empeñada en favorecer la asimilación del espíritu del Fundador en las comunidades de las FMA aún en las más lejanas, emprendedora en la acogida por las FMA de la dirección de nuevas obras educativas o que responden a especiales coyunturas históricas, a desastres naturales, a las nuevas necesidades educativas de la época”.
Concluye deseando la acogida de la invitación de Madre Catalina Daghero, de total actualidad hoy: “¡Manos a la obra! ¡Debemos estar siempre a la vanguardia de la caridad!”.