Roma (Italia). El 24 de septiembre de 2024 se cumplen 90 años de la llegada de Sor Antonieta Böhm (1907 – 2008) al continente americano. Su vocación misionera se identifica con su propia vida, totalmente orientada según el da mihi animas cetera tolle.
Con motivo del 50 aniversario de su profesión religiosa, Sor Antonietta dijo: “Me dicen que solo conservo el idioma de Alemania, mi patria, y que toda mi forma de ser y actuar es de aquí, de América”.
Cuando el 24 de septiembre de 1934, fiesta de Nuestra Señora de la Merced, Sor Antonietta llegó a Bahía Blanca, Argentina, tenía 27 años. El viaje, que comenzó el 1 de septiembre en el puerto de Nápoles en el barco “Neptunia”, es descrito por Sor Antonietta con vívidos detalles. El video, preparado por Sor Guadalupe Chávez, de la Inspectoría “Nuestra Señora de Guadalupe” (MME), vicepostuladora para la Causa de Beatificación, recoge elementos destacados.
El grupo de 33 nuevas misioneras fue dirigido por Sor Luigia Piretta (1874 – 1958), misionera durante muchos años en México y enviada, después del Capítulo General de 1934, a las tierras de Magallanes en el sur de Chile. Sor Antonietta comenzó esta experiencia en la Patagonia, la tierra soñada por Don Bosco. En la cordillera de los Andes, entre las interminables extensiones de nieve, se enfrenta a una pobreza austera que llega a la falta de alimentos esenciales y calefacción. Sor Antonieta ayuda a las hermanas a revivir el espíritu de Mornese con el mismo corazón que la cofundadora.
Luego de 25 años de vida en la Patagonia, fue Inspectora de la Inspectoría de Rosario Santa Fe (Argentina) y, seis años después, fue trasladada a las Inspectorías de Perú y Bolivia. En 1969 fue enviada a México, donde pasó el período más largo de su vida.
En la animación de la Inspectoría mexicana, privilegia algunas prioridades: asegurar, alimentar y mantener la comunión, profundizar el carisma, consolidar y promover nuevas vocaciones. Está muy atenta a las hermanas de salud delicada y a las hermanas ancianas. Concentró sus energías en la misión, dando prioridad a la evangelización, especialmente entre los pobres.
Los pobres son su opción preferencial. Al concluir su cargo de Inspectora, podrá dedicar más tiempo a la oración y a una nueva misión en favor de los más pobres, emprendida con creatividad. Cada semana, desde hace muchos años, un continuo ir y venir de personas recorre la casa donde viven: cada uno encuentra lo que necesita para afrontar los próximos seis días con dignidad.
Escucha las confidencias de las personas de todas las condiciones sociales y de todas las edades, expresa comprensión por todos los sufrimientos y enfermedades. Los encuentros más conmovedores son aquellos con mujeres que esperan un hijo, a menudo ansiosas por el curso del embarazo o los riesgos anunciados. Alienta, mantiene la confianza, predice un resultado feliz. Los sigue a todos con la oración, la confianza, el ofrecimiento.
La bendición con la estatuilla de María Auxiliadora recibida de sor Ersilia Crugnola es lexpresión de una promesa: sor Antonietta, en los 74 años de vida en el continente americano, fue una misionera de amor y de fe, una heralda de la salvación que Jesús nos da, testigo del milagro de la conversión que es siempre sanación y que toca todas las dimensiones de la vida.