Bangkok (Tailandia). Del 13 al 16 de noviembre de 2023 tuvo lugar en Bangkok, en la Universidad budista Mahachulalongkornrajavidyalaya, el VII Diálogo budista-cristiano.
“Los caminos de la compasión (Karuṇā) y de la caridad (ágape) en diálogo para la curación de una humanidad y de una tierra heridas” fue el tema del evento, fruto de la colaboración entre el Dicasterio vaticano para el Diálogo interreligioso, la Conferencia Episcopal Católica de Tailandia y la Universidad budista.
Participaron líderes religiosos, teólogos y estudiosos budistas y cristianos de varios países, entre ellos Camboya, Hong Kong, India, Japón, Malasia, Mongolia, Myanmar, Singapur, Sri Lanka, Corea del Sur, Tailandia, Taiwán y el Reino Unido. También participaron Sor Anna Grassi y Sor Imelda Barattino de la Inspectoría S. Maria Mazzarello (THA), en representación de la Coordinadora Inspectorial de las Misiones, Sor Pornphirun Chandenduang, en Roma para un Curso de Formación.
Al final del Diálogo, los representantes de las dos religiones, en una Declaración final, enumeraron los pasos necesarios para una acción común: del diálogo a la cooperación.
En la Declaración se subraya el objetivo de reafirmar la amistad y el entendimiento mutuo, construido a través del diálogo con los socios budistas de todo el mundo y, en particular, en Tailandia, señalando que el Diálogo “identificará además acciones comunes para curar las heridas de la humanidad y del planeta”.
A partir de la mirada sobre los puntos de encuentro entre el valor budista de la compasión (Karuṇā) y la idea cristiana de la caridad (ágape), los participantes han aceptado el desafío de confrontarse con los retos que la humanidad de hoy afronta. “Reconocemos que tanto el budismo como el cristianismo – dijo en su intervención introductoria en Bangkok el Card. Miguel Angel Ayuso Guixot, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso – comparten un profundo compromiso con el bienestar de la humanidad y de la Tierra. Somos conscientes de que nuestro mundo está herido de muchas maneras – social, económicamente, ecológicamente – y pide ser curado. En este reconocimiento compartido de nuestra responsabilidad colectiva, encontramos un terreno común que trasciende las fronteras religiosas”.
“Como budistas y cristianos – escriben los participantes en el documento conclusivo – vemos al Buda y a Jesús como grandes sanadores. Buda señaló la codicia y Jesús el pecado como la causa del sufrimiento. En muchos niveles, Jesús y Buda han propuesto el amor y la compasión como medicina para ahuyentar las tinieblas en el corazón humano y en el mundo. Alimentados por sus respectivas enseñanzas espirituales, budistas y cristianos, durante miles de años, han adoptado modos de vida compasivos para afrontar el sufrimiento de la vida”.
En esta perspectiva, el Documento final indica 7 verbos de los que brota un compromiso común: reconocer que todos pertenecemos a una sola familia humana; dialogar para prevenir la violencia y sanar tanto a la víctima como al verdugo; cultivar la empatía hacia los sufrimientos de los demás y del medio ambiente; innovar para que el patrimonio espiritual de las propias tradiciones religiosas hable a la humanidad herida de hoy; educar sobre todo a los más pequeños en el encuentro con el otro; orar para purificar los corazones y las mentes.
Al final de los trabajos, los participantes también realizaron el gesto simbólico de plantar dos árboles: un ejemplar de “ratchaphruek” el árbol símbolo de Tailandia, y una planta de “payung”, que en tailandés significa “apoyar”. Finalmente se estableció que el Octavo Diálogo Budista-Cristiano se celebrará en 2025 en Phnom Penh, Camboya.