Ho Chi Minh City (Vietnam). “Ángeles con túnicas blancas”, así los pacientes ingresados en la sala de Covid-19 del Hospital de Ho Chi Minh City, en Vietnam, apodaron a las Hijas de María Auxiliadora y a los/las religiosas/os de otras Congregaciones que cuidan de los afectados por el Coronavirus.
La Iglesia en Vietnam, a la llamada de Mons. Joseph Nguyen Nang, Arzobispo de la Diócesis de Saigon, fue al encuentro de la necesidad de voluntarios para asistir a los numerosos pacientes en los Centros/Hospitales de reanimación Covid implicando, en particular, a los sacerdotes y los/las religiosos/as.
El recuerdo de las experiencias de los chicos enviados por Don Bosco a socorrer a las personas afectadas por la epidemia del cólera en Turín, y de Maria Mazzarello, que fue a ayudar a los parientes enfermos de tifus, ha llevado a 14 Hijas de María Auxiliadora de la Inspectoría Maria Ausiliatrice (VTN) a ofrecer disponibilidad para este servicio.
La Inspectora, sor Maria Hoang Thi Thu Ha, las animó con estas palabras:” Sed prudentes, pero ágiles para apoyar con eficacia a los enfermos y convertíos en bendición de Dios para ellos. Os aseguro la oración, mía y de toda la Inspectoría. Os entrego a cada una de vosotras una medalla de María Auxiliadora que os recuerda que os encomendéis a la Providencia de Dios, al cuidado y a la guía de María”.
En las 5 semanas de voluntariado, las FMA trabajaban en el Campus 2 del Hospital de Reanimación Covid y descansaban en un centro de cuarentena, haciendo experiencia de Jesús que “se agacha y toca a los enfermos” a través de diferentes servicios: ayudar a los pacientes a comer, beber, lavarse, hacer la cama, comunicarse con los familiares; limpiar los ambientes y sobre todo escuchar a los enfermos, compartiendo sus sufrimientos, preocupaciones, esperanzas. Además, acompañaban a los pacientes católicos a recibir los sacramentos.
Acabado el servicio y la cuarentena en una estructura – después del test, para todas negativo – volvieron a las propias Comunidades, agradeciendo a Dios y a María Auxiliadora la protección, la experiencia intensa y profunda vivida y lo que Dios ha hecho en los pacientes a través de la presencia de las/los religiosas/os, entre ello, conversiones y nuevos bautizados.
Las autoridades civiles locales expresaron gran aprecio por el testimonio de las FMA y de otras/os religiosas/os y agradecieron su dedicación:
“La presencia de religiosas/os y voluntarios en el Hospital fue como un bálsamo lenitivo y curativo para los pacientes durante el tratamiento, cuando no podían tener a personas queridas en su entorno. Su contribución para afrontar la pandemia Covid-19 fue muy significativa para esta ciudad”.
Muchas gracias queridas hermanas por tan grande audacia en el ejercicio de la solidaridad caritativa. Dios les bendiga con mucha salud y nueva vocaciones.