Roma (Italia). El 25 de noviembre se celebra la Jornada internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres.
El 17 de diciembre de 1999, con la resolución 54/134, la Asamblea general de las Naciones Unidas decidió celebrar el 25 de noviembre la Jornada internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, recordando la fecha del 25 de noviembre de 1960 cuando los cuerpos de tres hermanas – Patria, Minerva y María Mirabal – fueron encontradas en el fondo de un precipicio con signos evidentes de violencia sexual y torturas (producidas por hombres afines a la entonces dictadura en la República Dominicana) a causa de su férrea oposición al régimen.
Crecen los conflictos y violencias y aumenta el número de feminicidios, estupros, abusos y discriminaciones en el día a día de las mujeres. Éste es el dato dramático emitido en el Fórum mundial sobre los derechos humanos organizado estos días en Estrasburgo por el Consejo de Europa: Una mujer de cada tres en el mundo sufre una u otra forma de violencia. Lo denuncia Feride Acar – Presidente de la Convención del Consejo de Europa sobre la prevención y la lucha en la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica -, durante el Convenio de Estambul.
“Ahora mismo hay mucha más conciencia de la violencia contra las mujeres que hace diez años. Incluso más que hace dos años. Hay más denuncias. Además, dados los cambios rápidos que se suceden en el mundo, estamos también ante formas de violencia que antes no sabíamos, que en Europa no conocíamos. También esto da la impresión de mayor difusión de la violencia. Pero fundamentalmente ocurre que, al crecer la violencia, se exasperan los conflictos y por tanto aumentan también los actos de violencia contra las mujeres. Y también contra los niños. Forman parte de la cadena de reacciones que la violencia lleva consigo entre sectores distintos y en el interior de cada sociedad. Todos estos factores deben ser considerados.”
Hay mucho trabajo por hacer. En cada País, mujeres y niños continúan siendo víctimas de violencia y de enormes sufrimientos. La violencia impide el desarrollo, genera inestabilidad y hace aún más difícil la consecución de la paz. La violencia contra las mujeres influye negativamente y representa un grave obstáculo para alcanzar los objetivos como la eliminación de la pobreza, la lucha contra el Sida y el fortalecimiento de la paz y de la seguridad.
Por esto, también en el 2018, muchas instituciones, escuelas, asociaciones y otros sujetos, promueven varias iniciativas de sensibilización. El 25 de noviembre es una jornada de acción para denunciar el drama de la violencia contra las mujeres, para el compromiso de no tolerar actos de violencia en ninguna confrontación y de promover una renovación social que permita sanear los terrenos de los cuales la violencia se nutre. Se están organizando encuentros y eventos en todo el mundo, en sectores de la sociedad, con elementos simples pero cargados de significado, estimulando a la reflexión e invitando a todos a aportar la propia contribución para oponerse a la violencia.
Las comunidades educativas, en cada contexto cultural y social, están llamadas a comprometerse y a reflexionar sobre esta “gran herida” que es la violencia contra las mujeres. Las causas a menudo son una separación, expectativas desatendidas, equilibrios familiares que se van modificando, afirmaciones de roles y poderes que se creen amenazados. En las “Líneas Orientadoras de la Misión Educativa”, n. 109, se lee: “Construir contextos de formación permanente que generan aprendizajes y cambios puede favorecer consistentes procesos de autoformación”.
Es entonces una “carta ganadora” el formarse juntos, educarse a sí mismos y educar al respeto y a la no violencia a los muchachos, los padres, los laicos, los colaboradores y compañeros de trabajo. ¡La violencia no se combate instituyendo una “jornada contra”, sino actuando 365 días al año por medio de la cultura, la educación, la comunicación, la sensibilización!
