Roma (Italia). El 1 de febrero de 2024, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se celebró la Conferencia de Prensa para presentar el Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2024 – que comenzará el 14 de febrero, Miércoles de Ceniza – titulado:
“A través del desierto, Dios nos conduce a la libertad”
El versículo del Éxodo “Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto de la esclavitud” (Ex 20,2), guía la reflexión del Papa Francisco sobre el tema de la libertad y sobre la pedagogía de Dios, que educa a su pueblo, ayer como hoy, por el camino del abandono de los vínculos opresivos:
“La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del primer amor, como anuncia el profeta Oseas (cf. Os 2, 16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.”.
El primer paso que indica para concretar el camino cuaresmal es querer ver la realidad:
“También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen.”.
La actualidad de estas preguntas nos lleva a confesar que todavía estamos bajo el dominio del Faraón porque, observa, “aunque con el bautismo ha comenzado nuestra liberación, permanece en nosotros una nostalgia inexplicable de la esclavitud. …) El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra atarse a sí mismo. Preguntémonos: ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo?”
Hablando de dominación y sueños, el Santo Padre no deja de mencionar los desafíos actuales, la dominación del ambiente, las desigualdades y los conflictos que impiden la fraternidad. El cardenal Michael Czerny, S.J., prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, comentó en la conferencia de prensa: “Encontramos aquí los temas principales de las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti. Aquí vemos los paradigmas pastorales de la ecología integral, de la fraternidad y de la amistad social rediseñando la evangelización, no porque el Evangelio cambie, sino porque la Buena Nueva ha de ser recibida en este mundo por pedazos, en medio de una “tercera guerra mundial a trozos”. De este modo, cada comunidad cristiana puede recibir el don de la Cuaresma, acompañando a todos sus miembros al corazón de los desafíos de nuestro tiempo”.
Afortunadamente, anima el Papa, “Dios no se ha cansado de nosotros”, y esta observación debe llevarnos a acoger la Cuaresma como un tiempo de conversión, un tiempo de libertad, que implica una lucha contra la seducción de “poder hacer todo, ser reconocidos por todos, sacar lo mejor de todos”.
Como es sabido, la Cuaresma no es sólo un tiempo de oración, sino también de caridad y de acción. El Papa Francisco interpreta este ejercicio con una paradoja: “En la Cuaresma, actuar es también detenerse. Hacer una pausa en la oración, recibir la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, en presencia de nuestro hermano herido“. La oración, la limosna y el ayuno se transforman así en “un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan”.
A continuación, se dirige una invitación muy concreta a las Comunidades comprometidas en el camino sinodal:
“La forma sinodal de la Iglesia, que en los últimos años hemos ido redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma es también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes opciones que van a contracorriente, capaces de cambiar la vida cotidiana de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los que no son vistos o despreciados. Invito a cada comunidad cristiana a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para repensar los estilos de vida; a darse el tiempo para verificar su presencia en el territorio y contribuir a mejorarlo”.
Sólo un camino eficaz de conversión hará que “la humanidad perdida sienta un salto de creatividad: el destello de una nueva esperanza“. En cuanto a los jóvenes de la JMJ 2023 de Lisboa, el Papa los exhorta a arriesgarse, a tener la valentía de pensar que no es el final, sino el comienzo de “un gran espectáculo”: “Es la valentía de la conversión, de la salida de la esclavitud. La fe y la caridad sostienen la mano de esta niña de esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, los tira hacia adelante”.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral acompaña los pasajes del Mensaje de Cuaresma del Santo Padre publicando, cada semana, un dibujo del artista romano Mauro Pallotta, alias “Maupal”, que explica la primera ilustración de la siguiente manera:
“Representé el desierto usando la imagen del Papa Francisco empujando una carretilla que contiene un ‘saco’ de fe. Es un desierto de clavos que representan ídolos viejos y nuevos, todas nuestras prisiones. Estos obstáculos punzantes podrían pinchar la rueda de goma de la carretilla pero, siguiendo al Papa Francisco, que abre el camino con la fuerza de la fe, desaparecen: el camino se vuelve transitable para todos y la meta alcanzable”.