Güines (Francia). Del 24 al 27 de octubre de 2024, 24 jóvenes de la Red Don Bosco Youth Net, de organizaciones juveniles salesianas europeas, procedentes de Malta, España, Italia, Austria, Francia y Bélgica, se reunieron en la Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora en Güines, no lejos de Calais, en la Inspectoría de Notre-Dame des Nations (FRB), para la segunda etapa del proyecto “Jóvenes Peregrinos de la Esperanza” que comenzó en España en el Camino de Santiago de Compostela.
El proyecto, una asociación “Erasmus+ Azione Chiave 2”, que se desarrolla entre 2024 y 2025, y pretende involucrar a nueve realidades juveniles salesianas de toda Europa en una peregrinación ideal por todo el continente con vistas al Jubileo de 2025, analizando el precioso patrimonio cultural de las antiguas rutas de peregrinación y, al mismo tiempo, profundizando en el conocimiento de las múltiples prioridades de la Unión Europea.
Cada una de las cuatro etapas, en cuatro naciones europeas diferentes, tiene su propio camino y su propio tema vinculado a las prioridades de la Unión Europea y a los Itinerarios Culturales del Consejo de Europa, con el objetivo de formar a los jóvenes líderes de la red salesiana de Europa sobre los desafíos actuales – interculturalidad, inclusión, medio ambiente y compromiso cívico – y fomentar acciones concretas en cada país.
¿Por qué esta segunda parada en Calais?
La 2ª etapa del proyecto, “Rutas culturales para la inclusión“, se traslada a la Via Francígena, la ruta de peregrinación medieval más antigua que conecta el noroeste de Europa con Italia, desde Canterbury hasta Roma: una carretera militar, una ruta comercial y una ruta de peregrinación a través de los siglos, ha reunido diferentes valores y tradiciones y ha sido un vehículo importante para la transmisión de mensajes culturales de una parte de Europa a otra.
El lugar elegido para esta actividad, Calais, en la frontera entre la Unión Europea y el Reino Unido, plantea la cuestión de la inclusión y la diversidad, ya que recientemente se ha convertido en un punto caliente para los migrantes y solicitantes de asilo, los nuevos peregrinos del siglo XXI.
Calais es, por tanto, un punto de referencia para los migrantes que quieren cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Gran Bretaña, empujados cada vez más al norte después de viajes de miles de kilómetros y meses, incluso años, por un sueño: ser reconocidos legalmente, poder estudiar y trabajar.
Desde enero de 2024, casi 30.000 migrantes han cruzado el Canal de la Mancha en embarcaciones improvisadas, asumiendo riesgos cada vez mayores. 2024 es también el año más fatal para estos migrantes: 60 ya han desaparecido en el mar, a menudo en la indiferencia de quienes no los conocen y con una sensación de impotencia por parte de quienes trabajan junto a ellos todos los días.
Por ello, durante este fin de semana sobre el tema de la inclusión, los participantes pudieron abordar el tema de la migración con un enfoque humano. Para cada uno de los jóvenes presentes, los migrantes se convirtieron en rostros, palabras, momentos de juego y de vida en común. Esto fue posible gracias a un juego de rol que los puso en la piel de los migrantes, a los testimonios de trabajadores sociales que se dedican a las personas exiliadas y a una tarde en contacto con ellos en el Catholic Relief Center ubicado no lejos de las playas; mujeres y niños por un lado y hombres y niños por el otro.
En promedio, entre 400 y 500 personas pasan por allí tres veces a la semana para encontrar comida, ducharse, lavar su ropa, tomar café, recargar sus teléfonos, pedir ayuda para hacer frente a la presión policial por sus derechos y documentos, para encontrar médicos que traten sus enfermedades y lesiones en lo que parece un hospital de campaña, que se le escuche y, cuando hace buen tiempo, para pedir bolsas de plástico… para intentar el cruce.
Algunas resonancias de los jóvenes participantes en la experiencia:
“Estos días en Calais han sido muy intensos, un verdadero contraste de emociones. Ver con nuestros propios ojos lo que viven los migrantes no fue fácil, pero fue muy importante entender cómo sobreviven estas personas y qué sufren todos los días. Conocer a los voluntarios que ayudan a estas personas en la fuga fue magnífico e interesante. Hablando con ellos aprendí mucho, sin olvidar la hermosa compañía de todas las personas que forman parte de la Red Juvenil Don Bosco. Fue una de esas experiencias llenas de gente y momentos que nunca olvidarás”. (Pietro, TGS Eurogroup)
“Cuatro días en total, pero con una etapa de la vida que da un nuevo horizonte posible de sentido y que nos ayuda a encontrar otro sentido a nuestro estar entre los niños, para hacer lo más importante que podemos para ayudar a las personas que hemos conocido: cambiar el mundo mirada a la vez”. (Davide, TGS Eurogroup)