Roma (Italia). El 8 de febrero de 2018 la Iglesia celebra la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakita, sudanesa que a la edad de siete años fue raptada y vendida a los mercaderes de seres humanos. Después de haber conocido las humillaciones, los sufrimientos físicos y morales de la esclavitud se hizo religiosa.

Desde hace cuatro años, en esta festividad se celebra la Jornada Mundial de Plegaria y Reflexión contra la trata de personas, promovida por las Uniones de las Superioras y de los Superiores Generales de los Institutos religiosos. El tema escogido para esta edición es “Migraciones sin trata. ¡Sí a la Libertad! ¡No a la trata!”

Dos son los eventos significativos que han animado a consagradas y consagrados, laicas y laicos, junto a jóvenes comprometidos, a desvelar la plaga de la trata y de los jóvenes víctimas de este tráfico, prostituidos, violados en su dignidad. Por el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora han participado un numeroso grupo de FMA de las Comunidades de la Visitaduría (RMC) y de la Casa Generalicia FMA, los jóvenes del Liceo María Auxiliadora de Vía Dalmacia – Roma, las colaboradoras de los Ámbitos para la Pastoral Juvenil y Comunicación Social. Estas últimas están también implicadas sobre todo en la organización y animación del Seminario de estudio sobre “Migración y trata”, desarrollado el 28 de noviembre de 2017 en Roma en la Universidad LUMSA (por la mañana) y en otras sedes (por la tarde).

El segundo evento, la vigilia de plegaria y reflexión “Enciende una luz contra la trata”, ha tenido lugar el pasado 3 de febrero en la Basílica de San Juan de Letrán, que ha grabado en fuego el drama de la trata de personas entre las poblaciones itinerantes y migrantes, los refugiados y los evacuados.

El seminario de estudio: Trata de personas y contrabando (o tráfico) de migrantes son dos realidades diversas que se entrecruzan cada vez más. La violencia y la explotación sufridas por los migrantes que inician un viaje sin tener un visado de entrada a otro país, son con frecuencia identificables como trata de personas. La vulnerabilidad causada por su status los convierte en presa fácil de la explotación sexual y en el trabajo. En el mundo globalizado los flujos migratorios aumentan; a esto se añaden políticas migratorias siempre más restrictivas por parte de muchos países. Esta situación favorece la vulnerabilidad de las poblaciones migrantes, que se han convertido, en todo el mundo, en un grupo de alto riesgo para la trata de personas, sea durante el transporte, en los países de tránsito, o una vez llegados al destino.

Diferencias abismales entre poblaciones y naciones generan rupturas impensables: éste es el fenómeno mundial que el tercer milenio debe afrontar. Los relatores expertos a nivel internacional, las intervenciones asamblearias, los trabajos, la interacción vivida en la jornada de estudio han hecho madurar preguntas como: ¿por qué escoger una incómoda y arriesgada travesía por mar en lugar de los cómodos caminos aéreos? ¿Por qué se ha de convertir uno en “prófugo” y “náufrago” para llegar a Europa? La misma pregunta podría valer para otras decenas de millones de personas que se ponen en camino buscando trabajo hacia Países considerados “ricos”. Y la respuesta podría proceder también de otra pregunta: ¿Cuánto vale un pasaporte?, ¿A qué Países permite tener acceso?

Basta un confronto sencillo para comprender la dificultad del tránsito que afecta a quien emigra de ciertos Países. Quien decidió dejar Italia en el 2017 podía obtener libre entrada en 160 Países, mientras quien emigraba del Pakistán podía llegar legalmente a apenas 29. El pasaporte nigeriano garantizaba el acceso a 44 Países, entre los cuales Costa de Marfil, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Malí, Níger, Haití y Micronesia. Estas increíbles discrepancias en el valor de los pasaportes las podemos conocer todos con facilidad.

Por esto, es indispensable un “Pacto Global para las Migraciones”: hace falta una gestión internacional del flujo de personas para impedir que el tráfico de migrantes, con frecuencia deshumanizante, y la trata de personas, siempre deshumanizante, se conviertan en una industria peligrosa por ser criminal.

El momento de plegaria, organizado por el Usmi nacional y por el Uisg-Talita Kum, y animado por el coro de la comunidad de San Egidio, se abrió con una procesión durante la cual religiosos, consagradas y ciudadanos extranjeros llevaron a los pies de un crucifijo, situado junto al altar, un jubón salvavidas, pedazos de barcas ensamblados en forma de cruz, cadenas y un tasbeeh (el rosario musulmán) hallado en una playa de Pozzallo (Ragusa), seguido de un desembarco y una lámpara que ha querido representar la luz de la plegaria por la libertad contra toda forma de esclavitud.

Dos Obispos han acompañado la meditación y la plegaria: Nons. Paolo Lojudice, Obispo auxiliar del sector sur de Roma y delegado de Migrantes por el Lacio, que basándose en la parábola del Buen Samaritano ha dicho: “para poner en práctica la verdadera caridad no hace falta concentrarse en sí mismos, sino tener un impulso hacia el prójimo, comprometerse y poner el propio tiempo a disposición de quien es más frágil. Es en las relaciones cuotidianas donde se juega la solidaridad al darnos cuenta de que somos todos seres humanos. Ha recordado por tanto que cada año millares de personas dejan su propia tierra para huir de la pobreza y son muchísimas las mujeres que acaban en la explotación de la prostitución.”

Mons. Ángelo De Donatis, Vicario general de la Diócesis de Roma, que ha presidido la Celebración Eucarística, impresionado especialmente por la presencia de las cadenas, ha dicho: “Mirándolas colocadas ante el crucifijo he pensado una vez más que la verdadera liberación es siempre fruto de la Pascua. Jesús crucificado, muerto y resucitado, puede verdaderamente llevar a cabo la liberación. La fuerza de la vida resucitada de Jesús no se limita a liberar del mal sino que hace que la experiencia del mal pueda ser transformada, en el lugar en el cual se manifiesta, en un bien más grande. Por un lado debemos anunciar lo que vivimos y, por otro, lo que anunciamos cambia nuestra existencia levantándonos de la enfermedad de nuestros individualismos para hacernos todo para todos.”

Dos eventos, una única invitación: conocer y reflejar para continuar actuando, rezar y celebrar para que la gracia del Dios de la misericordia nos haga más compasivos y capaces de gestos de consuelo hacia tantas hermanas y hermanos que sufren y son vulnerables, sobre todo jóvenes.

Oracióncontratrata

Gabriella Imperatore

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