La voz de los Salmos – 1er domingo de Adviento

Subiaco (Italia). La Casa de Oración San Biaggio de las Hijas de María Auxiliadora de la Inspectoría Romana San Juan Bosco (IRO), en colaboración con la Parroquia San Gabriel de la Dolorosa de Roma, propone “La voz de los Salmos”, una reflexión sobre el salmo responsorial de cada domingo de Adviento 2023. Se trata de una propuesta que favorece la profundización de la Palabra a través de los salmos en el contexto del tiempo litúrgico del Adviento, que prepara a vivir la Navidad.

El párroco, don Antonio Lauri, con una breve reflexión comenta el salmo cantado por dos solistas – sor Vilma Colombo, FMA, directora de la Casa de San Biagio, y don Marco Cantatore – y por dos voces femeninas, Adriana Nabulon y Rosa Mastronicola. Todo está acompañado sobre la base de la cítara tocada por sor Mónica Angulo, FMA.

La música está tomada del libro: “Sean el canto de su alabanza”- Salmos responsoriales del leccionario festivo, editado por el Instituto diocesano de música y liturgia “Don Luigi Guglielmi”. La grabación se realizó en la Sala Miriam Recording, Sala de grabación de la Parroquia San Gabriel de la Dolorosa.

El salmo de la liturgia del primer domingo de Adviento es el salmo 79 (80), con el estribillo: “Haz brillar tu rostro y sálvanos, Señor”. “El contexto de este salmo – explica don Antonio – es de catástrofe nacional. Israel está perdido, está en una situación de enorme dificultad en la que se dirige a Dios diciendo ‘Despierta, haz brillar tu rostro sobre nosotros como antes, muévete, hazte ver, vuelve a nosotros y nosotros volveremos a ti’. Es un grito”.

Como introducción a este salmo, el párroco cuenta un midrash, un relato hebreo.

Del Salmo 79 (80)

Haz brillar tu rostro y sálvanos, Señor.

Tú, pastor de Israel, escucha,
Sentado sobre los querubines, resplandece.
Despierta a tu poder
y ven a salvarnos. R.

¡Dios de los ejércitos, vuelve!
Mira desde el cielo y ve
y visita esta viña,
protege lo que tu derecha ha plantado,
el hijo del hombre que hiciste fuerte para ti. R.

Sea tu mano sobre el hombre de tu derecha,
sobre el hijo del hombre que hiciste fuerte para ti.
De ti nunca más nos alejaremos,
Haznos revivir e invocaremos tu nombre. R.