Roma (Italia). El 1 de octubre, con la memoria litúrgica de santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, comienza el mes misionero que, también en la tradición salesiana, está dedicado a la animación en favor de las misiones y a fortalecer la pasión misionera universal, en el corazón de todos los cristianos y con la oración por los misioneros del mundo.
Este mes se conmemora a tantos hermanos y hermanas que cada día, en el silencio de su fidelidad a Dios y al Evangelio, en tantos rincones del mundo, arriesgan y dan su vida para anunciar el Reino de Dios.
«Vayan e inviten a todos al banquete» (cfr. Mt 22,9) es el tema elegido por el Papa Francisco para la 98ª Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra el 20 de octubre de 2024.
“El Papa -comenta el padre Giuseppe Pizzoli, director general de la Fundación Missio (CEI)- nos invita a renovar el dinamismo misionero de cada bautizado y nos insta una vez más a ser una ‘Iglesia en salida’ para hacer accesible a todos la posibilidad de participar en el gran banquete anunciado por el profeta Isaías para todos los pueblos: El Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos en este monte un banquete de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos depurados» (Is 25,6).
La parábola que sirve de fondo al tema del Octubre misionero de este año habla de un banquete de bodas, preparado por el rey para su hijo, en el que no participan los primeros invitados. El relato evangélico prosigue, por tanto, subrayando que el rey no se rinde, sino que envía de nuevo a sus siervos, diciéndoles: «Id ahora a la encrucijada de los caminos, y al que halléis, llamadlo a las bodas» (v. 9).
Al desarrollar este relato evangélico, el Papa Francisco destaca tres aspectos de la misión de la Iglesia y de sus discípulos:
“¡Vayan e inviten!”. La misión como ir incansable e invitar a la fiesta del Señor, donde se cruzan los caminos, donde la gente vive, camina.
“Al banquete”. La perspectiva escatológica y eucarística de la misión de Cristo y de la Iglesia. En esta perspectiva, en el año dedicado a la oración en preparación al Jubileo de 2025, el Papa invita a todos “a intensificar también y sobre todo la participación en la Misa y en la oración por la misión evangelizadora de la Iglesia. (…) Y así, la oración diaria y especialmente la Eucaristía nos hacen peregrinos-misioneros de la esperanza, en el camino de la vida eterna en Dios, al banquete de bodas preparado por Dios para todos sus hijos”.
“Todos”. La misión universal de los discípulos de Cristo y de la Iglesia totalmente sinodal-misionera. Todos, sin excepción, están invitados a participar en el banquete que da sabor a la vida. Por eso, subraya el Papa, “la misión para todos requiere el compromiso de todos”.
“Ser misioneros en nuestra realidad de hoy – dice el padre Giuseppe Pizzoli – significa ir a la encrucijada de los caminos del mundo de hoy, disponibles para encontrarse con todo tipo de personas y las más variadas situaciones de vida, para llevar una palabra de acogida, solidaridad y esperanza; y «los discípulos-misioneros lo hacen con alegría, magnanimidad, benevolencia, fruto del Espíritu Santo en ellos (cf. Ga 5, 22); sin forzar, coaccionar, proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios”.