Nápoles (Italia). La vida consagrada y el papel de la mujer en la vida y misión de la Iglesia están entre los temas desarrollados por la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, celebrada en el Vaticano, desde del 4 al 29 de octubre de 2023, se profundizará en los caminos sinodales llevados a cabo en la fase anterior por las Diócesis de todo el mundo.

Durante el XXXI Sínodo de la Iglesia de Nápoles, inaugurado el 28 de abril de 2022, surgió la necesidad de elaborar un documento que reflejara la presencia real de hombres y mujeres consagrados en el territorio de la Diócesis, desde el contexto en continua transformación desde el punto de vista cultural, económico y social.

“El camino sinodal que comienza hoy – recomendó el arzobispo metropolitano de la diócesis de Nápoles, SE monseñor Domenico Battaglia el 18 de octubre de 2021, anunciando al pueblo y al clero de Nápoles el inicio del Sínodo diocesano – sea un tiempo de profunda escucha del Espíritu y en el Espíritu, de compañía y escucha de cada hombre y de cada mujer”.

“La vida consagrada entre memoria, profecía y esperanza en Nápoles” es  el documento resultante de esta reflexión, en cuya redacción, a partir de escuchar, comparar y compartir los órganos de participación presentes en las parroquias y zonas decanal, participó sor Anna Avenia, hija de María Auxiliadora de la Inspectoría Sur Nuestra Señora del Buen Consejo (IMR), como Delegada de la Oficina de Vida Consagrada de la Diócesis.

“La reflexión contenida en el documento no es exhaustiva, pero abre nuevas oportunidades para la reflexión”, dice sor Anna. “El objetivo que acompañó el trabajo fue ‘despertar curiosidad, preguntas, perplejidad, apertura al Espíritu’. El compromiso fue ofrecer una lectura que logre, de alguna manera, cuestionar no sólo la vida consagrada, sino también la vida presbiteral y laical, considerando que dentro de la Iglesia de Nápoles todos tienen un lugar y todos caminan en comunión para la única misión.

El análisis cuidadoso y reflexivo parte de algunas palabras clave: memoria, profecía, esperanza, elementos recurrentes dentro del documento como puntos de referencia para todo el trabajo de redacción. Los capítulos son introducidos por un recordatorio evangélico de “María, modelo de vida consagrada y discípula del Hijo” (Papa Francisco), dando continuidad, armonía y valor teológico al documento.

El intento de reflexionar sobre la Vida Consagrada en Nápoles abre nuevas perspectivas, amplía horizontes y promueve con audacia la belleza del don gratuito. Hace visible, con sencillez, el seguimiento auténtico de Cristo, que no se hace con poderes sino con un servicio perseverante a la Iglesia y al pueblo de Dios.

Se hace mención de la mujer que, consciente de no poder ejercer funciones sacerdotales, es invitada a colaborar con los distintos ministerios en el seno de las parroquias y de la curia, con ventaja sobre la calidad del servicio pastoral.

Se revisita el binomio comunión/misión, realidades que van de la mano; se destacan los diferentes carismas dentro de la Iglesia que, suscitados por el Espíritu Santo, dan a la única misión evangelizadora una connotación muy particular hacia el pueblo de Dios.

Los desafíos reportados no son definitivos, pero dan lugar a una “nueva reflexión, nuevas perspectivas”. Su objetivo es producir líneas programáticas para orientar un estilo de seguimiento conforme al Evangelio.

La Vida Consagrada, vivida a lo largo de los siglos en el seno de comunidades o monasterios, ha asegurado la continuidad de la Iglesia en la evangelización de los pueblos y de las culturas, en la administración de los sacramentos, en la atención a los pobres y a los últimos, en el cuidado de la vida espiritual y de la práctica cristiana, en profetizar la fuerza del Reino y de las realidades últimas. A pesar de los “altibajos” de la historia, que ha visto suprimir o morir a Institutos y Congregaciones religiosas, sus miembros han dado estabilidad y desarrollo a su carisma, que ha sobrevivido gracias a la Regla de vida, a la práctica de los votos religiosos y a la vida fraterna y comunitaria, sirviendo a los necesitados.

En la XXVI Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Papa Francisco afirmó en su homilía que hoy ‘surge la tentación de retroceder, por seguridad, por miedo, para preservar la fe, para preservar el carisma del fundador‘. Luego añadió que “el Señor no deja de darnos signos para invitarnos a cultivar una visión renovada de la vida consagrada. ¿Y cómo hacemos esto? Él nos mostrará el camino. Nosotros abramos nuestro corazón, con valentía, sin miedo. Volvamos a ponerlo en el centro y avancemos con alegría’ (2 de febrero de 2022).

Ésta es nuestra voluntad, la confianza, la esperanza que animó la redacción de este documento, que encomendamos a la Virgen María, nuestra Madre y Auxiliadora de la Iglesia”, concluye sor Anna Avenia.

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